En una reciente encuesta realizada por el centro de formación internacional de finanzas Alfio Bardolla Training Group (alfiobardolla.es), se ha detectado que el 63% de los jóvenes trabaja y se forma activamente en educación financiera con el fin de conseguir a largo plazo la libertad financiera para vivir tranquilos.
Según explica Alfio Bardolla fundador de la academia, «Existe una creciente corriente entre un número cada vez más importante de jóvenes que se forman entre los 18 y 20 años con el fin de adquirir conocimientos para poder invertir de manera que puedan conseguir a largo plazo palancas para ganar dinero de forma adicional al propio ejercicio profesional. Jóvenes con las ideas claras que ven en las inversiones un plan de futuro para conseguir un rendimiento».
En el último año, el interés por la formación financiera ha experimentado un incremento del 150% respecto a antes de la pandemia, pero en este crecimiento cada vez tienen un mayor peso los jóvenes de entre 18 y 25 años que se interesan en las inversiones enfocadas a la libertad financiera.
Una de las tendencias actuales para alcanzar esta libertad financiera está orientada al concepto de deuda buena y deuda mala.
Alfio Bardolla explica, «No toda la deuda tiene que ser mala. Por ejemplo endeudarse para pagarse unas vacaciones, comprarse un coche o pagarse los caprichos es lo que denominamos deuda mala ya que no aporta ningún beneficio económico. Por otro lado la deuda buena es aquella que sí que conlleva este beneficio. Por ejemplo la adquisición de una vivienda acarrea endeudarse con una hipoteca, sin embargo se puede alquilar o vender y generando beneficios a medio plazo».
Qué es la deuda buena y malaLa deuda buena es aquella que al pedir dinero prestado se realiza una inversión o se adquieren bienes con el objetivo de obtener una rentabilidad, un flujo de dinero hacia el bolsillo. Por ejemplo si se compra una vivienda por importe de 500€ al mes y se alquila por 800€ al mes entonces se están obteniendo 300€ de beneficios cada mes.
La deuda mala por contra, son las que se adquieren cuando se compra algo a plazos porque no se puede pagar al contado y no genera ningún tipo de beneficio. Por ejemplo una hipoteca para una casa que no genera beneficio, o para una videoconsola, o para un coche. Sirve para comprar pasivos que no generan ningún tipo de rentabilidad.
Una forma de detectar una deuda mala es aquella que generalmente está asociada a la tarjeta de crédito. Ya sea por consumo o por servicio. Todo aquello que no se pueda pagar al contado generalmente es deuda mala.
Los jóvenes cada vez se centran más en la deuda buenaSegún la encuesta elaborada por Alfio Bardolla Training Group, el 87% de los jóvenes que acuden a los cursos de formación financiera buscan alcanzar la libertad financiera y tienen en mente la adquisición de una vivienda en menos de 12 meses.
«No es necesario pensar en grandes viviendas para mudarse y vivir en ella. Se puede empezar con una vivienda pequeña de 1 o 2 habitaciones en núcleos urbanos con demanda de alquiler. Una hipoteca baja y asequible para luego alquilar o incluso reformar y vender», explica el experto financiero.
La edad propicia para introducirse en el concepto de inversiones en deuda buena es la que va desde los 18 hasta los 35 años. Aunque siempre se puede iniciar en este concepto de inversión, al tener menos cargas familiares, los jóvenes son los que más facilidades pueden tener.