SEPES explica las principales desigualdades en el envejecimiento entre mujeres y hombres

A medida que pasan los años y las personas se hacen mayores, en el proceso de envejecimiento se producen una serie de cambios que afectan tanto al aspecto biológico como al psicológico de la persona. Se hace patente una cierta desigualdad entre la mujer y el hombre en este proceso de crecimiento hacia la madurez de la vida.

Uno de los principales aspectos donde se evidencia esta desigualdad es en la esperanza de vida. Teniendo en cuenta un estudio del Instituto Nacional de Estadística (INE), en el año 2019, la esperanza de vida de las mujeres se establece alrededor de los 86 años. Mientras que la de los hombres se sitúa entre los 80 años.

La primera conclusión que se extrae, con los datos en la mano, es que la esperanza de vida es para las mujeres. No obstante, este dato implica que las mujeres pasan muchos más años de vida en soledad que los hombres.

Gemma Montero, Gerente de SEPES Atención Domiciliaria, explica que “la soledad es uno de los problemas más delicados de muchas personas mayores a raíz del fallecimiento de su esposa y/o marido”. Además, añade que “para ello, en SEPES Atención Domiciliaria realizamos un trabajo de apoyo emocional ante la pérdida de un ser querido y de cómo afrontar este periodo de soledad”.

Otro aspecto donde se diferencia esta desigualdad es en el aspecto físico: la piel y la pérdida de cabello. En cuanto a la piel, el proceso de envejecimiento aparece antes en la mujer. Esto es debido a que la piel del hombre es mucho más gruesa que la de la mujer y contiene un mayor índice de colágeno lo que ayuda a ser más compacta y firme. La producción de colágeno disminuye progresivamente en el hombre, mientras que en la mujer empieza con el inicio de la menopausia.

Si analizamos la pérdida de cabello, tanto la mujer como el hombre les afecta de forma más o menos similar. Aún así, el hombre es quien empieza a notar antes los síntomas de pérdida de pelo que la mujer, sobre todo, en la zona de la sien o la parte superior de la cabeza. En cambio, el cabello de la mujer gana en fragilidad y pierde en densidad.

Por último, tanto las mujeres como los hombres padecen cambios a nivel biológico y orgánico como la disminución de la visión, de la audición, pérdidas de gusto y olfato, pérdidas de masa muscular, pérdida de flexibilidad en las articulaciones, entre otras cosas.

SEPES Atención Domiciliaria conocedora de todos estos factores que afectan a las personas mayores afirma que, uno de los aspectos fundamentales para afrontar estos cambios es brindarles un acompañamiento personalizado y adecuado en función sus necesidades.

“Nosotros cubrimos las necesidades que se presentan hoy en día sin necesidad de desarraigar de su domicilio y, a la vez, colaborar con sus familiares en la seguridad que supone confiar en una empresa que se preocupa de su bienestar”, concluye Gemma.

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