Hoy se tiene el placer de conversar con Miguel Ángel Marchena, socio director de ADARA LEGAL y uno de los mayores expertos en derecho concursal de España. Durante más de 10 años, Miguel Ángel ha sido el responsable de la dirección concursal en el país de uno de los fondos de inversión más grandes del mundo. Con su amplia experiencia, viene a arrojar luz sobre la «Ley de Segunda Oportunidad» y la posibilidad de eliminar deudas.
Miguel Ángel, cuando vemos anuncios que dicen que se pueden quitar deudas, ¿eso es realmente posible?
Sí, es posible, pero no es tan sencillo como parece. No es solo apretar un botón y listo. La realidad es que se trata de un procedimiento que debe manejarse con mucho cuidado. En los medios de comunicación y en la publicidad solo vemos los casos donde se eliminan deudas, pero no se menciona lo que puede pasar cuando no se hace bien. En estos casos, la persona puede perder cosas que ni siquiera se había planteado.
¿Cómo? ¿Es eso posible? ¡Empezamos fuerte!
Así es, muchas personas ven este tipo de anuncios en la TV o el periódico y se lanzan al proceso sin entenderlo bien. Acuden a un abogado o asesor y comienzan el procedimiento, pero sin el conocimiento adecuado pueden encontrarse con problemas graves: el nombramiento de un administrador concursal que interviene todas sus cuentas, una calificación culpable en el procedimiento (que no implica prisión, pero sí puede traer consecuencias muy desagradables), o incluso la venta de su vivienda, que inicialmente les habían dicho que no corría riesgo… En resumen, puede ser una catástrofe personal.
¿Cuál es normalmente su rol en estos procesos?
Normalmente, mi papel es el de administrador concursal, aunque también he asesorado a acreedores y en ocasiones a deudores. Con estos últimos, cuando les explico los posibles riesgos según su situación particular, la mayoría se replantea seguir adelante, ya que pueden enfrentarse a una avalancha de complicaciones.
¿En qué consiste entonces la Segunda Oportunidad?
Es un procedimiento regulado principalmente en el Texto Refundido de la Ley Concursal. Básicamente, permite a las personas eliminar ciertas deudas si cumplen con los requisitos. Pero hay que tener claro qué deudas pueden eliminarse y cuáles no.
¿Y cuáles son esas deudas que sí se pueden eliminar? ¿Cuáles no?
En general, las deudas que sí pueden eliminarse incluyen aquellas por préstamos personales, deudas bancarias y créditos no asegurados. Esto significa que si tienes préstamos personales con entidades financieras, pueden llegar a ser eliminados en este proceso. Sin embargo, no se pueden eliminar deudas por responsabilidad civil derivada de delitos, deudas alimenticias (como la pensión de alimentos) o las deudas públicas (como los impuestos) a menos que sean menores de un cierto importe. Por otro lado, las deudas garantizadas, como una hipoteca, tienen reglas específicas: solo puedes exonerar la parte no cubierta por la garantía. Es decir, el banco conserva su derecho a “embargar”el inmueble si no se paga.
¿Y qué puede pasar entonces en estos casos?
La gente suele pensar que simplemente se les exonerará de las deudas y listo, sobre todo con el llamado concurso sin masa, en el cual el proceso es tan rápido que parece que las deudas desaparecen sin más. Pero la realidad es que, cada vez más, los jueces revisan estos casos. Si detectan que hay recursos que podrían usarse para pagar, o si los acreedores lo solicitan, pueden decidir abrir el procedimiento. Y cuando esto pasa, se examina todo en detalle: tus cuentas, tus bienes, y tus deudas. Al final, la pregunta es clara: ‘¿Tienes algo con lo que pagar tus deudas?’ Si la respuesta es sí, entonces tendrás que elegir entre hacer un plan de pagos o vender tus bienes para cubrir lo que debes.
Entonces, ¿cuál es su recomendación?
Recomiendo siempre a las personas que busquen asesoramiento adecuado y completo antes de empezar. Les hago un análisis exhaustivo y muchas veces eso mismo les disuade, sobre todo si tienen algo que perder. Mi consejo es claro: si tienes recursos para pagar, mejor analiza bien todas las opciones antes de hacer algo de lo que luego puedas arrepentirte.