Consuelo Gajate acerca la cocina tradicional europea a través de su libro, ‘Descubre los brioches europeos’.

CÍRCULO ROJO.- El objetivo de Consuelo Gajate es transmitir, a través de ‘Descubre los brioches europeos’, “todas estas maravillas de la repostería que proceden de países muy diferentes al nuestro, para enriquecer nuestros conocimientos culinarios. Aprenderemos curiosidades de su origen, de la etimología del nombre del brioche, de las variedades en cuanto a su forma, trenzado, rellenos, ingredientes, especias, etc, que nos llevarán a ampliar nuestros conocimientos”.

“No existe un solo tipo de brioche, sino muchos y diferentes, ya que a lo largo de los años la receta original de esta pieza ha ido evolucionando en función de los ingredientes que lo componen, y de la experiencia de cada pastelero. 

Esto ha hecho que cada país tenga su propia versión del brioche. Así podemos encontrar: brioche clásico parisienne en Francia; kardemummabulle en Suecia; potica en Eslovenia; cozonac en Rumania; makowiec en Polonia y Hungría; kringle en Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia; vánočka en la República Checa y Eslovenia; roscón de Reyes en España, páo de Deus en Portugal; etc.”

Publicada en Círculo Rojo, Grupo Editorial, el lector va a encontrar, según las palabras de la autora, “descripciones detalladas de cada receta para que se prepare fácilmente en casa, con explicaciones exhaustivas para su elaboración y con la reseña de los tiempos de fermentación de cada pieza”.

“Además, se ha realizado un estudio minucioso y fiel de cada receta, respetando la original, investigando su origen, su etimología, etc., y se describen de forma sencilla normas para reproducirlas fácilmente en casa. Además, el lector encontrará muchas curiosidades como los diferentes nombres que recibe el brioche dependiendo de su forma, trenzado, rellenos, ingredientes, especias, etc., que le llevarán a enriquecer su sabiduría culinaria. Los brioches procedentes de diferentes países de Europa: Panettone, Pandoro, Roscón de Reyes, Berlinas, Suizos, Bolo Rei, Brunsviger, Kozunac, Babka y Scones, etc., indistintamente, del país de procedencia de cada uno, el resultado final es el mismo: panes tipo pastel hechos para fiestas y celebraciones anuales que utilizan una masa con una estructura y una preparación similar a la de la receta del pan Brioche”

La inspiración de Consuelo, está clara; el brioche. “Me ha llamado la atención que siendo una pieza tan sencilla ha marcado la infancia de numerosos franceses. Se ha convertido en un dulce universal, en un pan dulce de masa fermentada, que tiene tres ingredientes básicos: mantequilla, leche y huevos, y al que se pueden añadir gran variedad de componentes. Acompaña perfectamente los desayunos, las meriendas, o con una elaboración más sofisticada las fiestas de Fin de año, de Navidad, de Pascua e incluso ha estado presente en las bodas de ciertos países”.

SINOPSIS

El brioche, junto con el croissant, es una de las piezas más populares de la bollería francesa. Dada su versatilidad, se utiliza en elaboraciones tanto dulces como saladas. Con el brioche se preparan diversas variedades de bollos, o forma parte como «base» de tartas (tarta Tropézienne de Saint-Tropez), o se utiliza en postres (torrijas). También, está presente en la versión salada en forma de «medias noches» y «panecillos».  

Aunque el origen normando del brioche es incierto, este ha traspasado la frontera gala y ha llegado, en sus diversas variedades, a muchos rincones del planeta, generando una repostería tradicional que ha sido recogida en recetarios que se han transmitido de generación en generación. NO EXISTE un solo tipo de brioche, sino muchos y diferentes, ya que a lo largo de los años la receta original de esta pieza ha ido evolucionando en función de los ingredientes que lo componen y de la experiencia de cada pastelero. Esto ha hecho que cada país tenga su propia versión del brioche. Así podemos encontrar: brioche clásico parisienne en Francia; kardemummabulle en Suecia; potica en Eslovenia; cozonac en Rumania; makowiec en Polonia y Hungria; kringle en Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia; vánočka en la República Checa y Eslovenia; roscón de Reyes en España; páo de Deus en Portugal; etc.

En DESCUBRE LOS BRIOCHES EUROPEOS se recoge un repertorio de recetas de brioches tradicionales que proceden de varios países de Europa, y que van dirigidas a todas aquellas personas, amateurs o profesionales, que quieran practicar una repostería diferente a la de nuestro país. Se ha puesto un gran empeño en la descripción detallada de cada receta para que se prepare fácilmente en casa, con explicaciones exhaustivas para su elaboración y con la reseña de los tiempos de fermentación de cada pieza. Se mencionan curiosidades sobre el origen, la etimología, las denominaciones aplicadas a cada brioche, dependiendo del país de donde proceda, y otras muchas singularidades.

El resultado consiste en unas piezas de bollería muy interesantes, diferentes, delicadas y sutiles, con aroma a especias, como cardamomo, canela, vainilla, azafrán, nuez moscada, clavo, pimienta de Jamaica, anís o Mahled, que serán el centro de nuestras mesas en fechas especiales como la Navidad, Pascua, Año Nuevo, onomásticas o simplemente en desayunos y meriendas.

AUTORA

Nací en Madrid, ciudad testigo de parte de mi infancia, adolescencia, juventud y madurez. En la franja de edad de la juventud descubrí un interés por los procesos vitales de los seres vivos, y esto me llevó a estudiar Biología. Más tarde, completé estos estudios doctorándome en esa disciplina por la Universidad de Valladolid. Ya en esos años de estudiante universitaria empecé a encontrar en libros y revistas recetas de brioche, o simplemente por el boca a boca, para después llevarlas a casa, realizarlas, probarlas e incluso convertirlas en nuevas, fabricando mis propios manuales culinarios. Lo que empezó como un entretenimiento se ha convertido, hoy en día, en una enorme afición por la cocina, y en concreto por trabajar con masas que tienen vida propia, ya que podemos cuidarlas, moldearlas y convertirlas en piezas que sirvan para recrear nuestra vista y paladar.    

Para adentrarme en este mundo nuevo para mí y poder ejercitar mis tareas he tenido que aprender muchas técnicas. Para ello he realizado varios cursos, tanto de fabricación del pan como de repostería y pastelería; cursos que muchas veces realizaba en el tiempo libre que me dejaba mi trabajo, que consistía en hacer ciencia en diferentes laboratorios de distintas ciudades; cursos largos en el tiempo y muchas veces duros porque había que presentar las tareas prácticas en un tiempo limitado, y eran difíciles de compaginar con mi profesión. Pero todo este sacrificio ha merecido la pena, y lo volvería a realizar.

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