Hacer ejercicio, aprender inglés, dejar de fumar o perder esos kilos de más, son algunos de los propósitos de año nuevo más comunes entre la población española. No obstante, tan solo una de cada diez personas se mantiene fiel a su promesa y cumple su objetivo. ¿Por qué? ¿Cuáles son las causas por las que tantas personas renuncian a sus deseos? ¿Y qué diferencia a aquellos que sí lo consiguen? Para responder estas preguntas es preciso definir qué es un propósito.
Qué es un propósito
Según la definición del diccionario, un propósito es el ánimo o intención de hacer o no hacer algo. Pero la naturaleza de un propósito es mucho más profunda, pues emerge del deseo de cambio, avance y transformación. Nace de la esperanza de ser, hacer y tener más y mejor de lo que ahora experimentamos. Un rasgo evolutivo propio de la especie humana. No obstante, para realizar este movimiento, este cambio, es preciso superar los obstáculos que pocos advierten, al menos, conscientemente.
Los obstáculos
Todo deseo está impulsado por una de estas dos premisas: acercarse al placer y/o alejarse del dolor. Pudiera parecer que ambos supuestos conducen al mismo destino, pero no es cierto, pues el cumplimiento de un deseo implica atender los dos aspectos de este movimiento.
Dedicar toda la atención a lo que se quiere evitar, supone perder de vista aquello que se desea alcanzar, cayendo en el victimismo. Dedicar toda la atención a aquello que se desea, supone perder de vista las causas que impiden conseguirlo, cayendo en la frustración y el desaliento. Dicho de otro modo, si no se mira hacia dónde va, lo más probable es perderse. Pero si se avanza hacia ese lugar sin tener en cuenta las piedras del camino, lo más probable es tropezar y caer al suelo. La clave está en el equilibrio pero, ¿de qué piedras se habla?
De las creencias que anclan a la situación actual, de los patrones inconscientes que alejan del cambio, de las incesantes y repetitivas narrativas internas que impiden avanzar, de continuar identificándonos con la vieja identidad.
Para cumplir un propósito
Para cumplir un propósito es preciso dejar de identificarse con la identidad de la que surgen los resultados que se desean cambiar. Una vez liberados del ayer, es posible y mucho más fácil caminar hacia el mañana que deseamos crear. Los resultados de hoy son productos de las creaciones del ayer. Los resultados de mañana serán consecuencia de las creaciones de hoy.
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