Espectacular y legendaria, la Ruta 40 es una de las experiencias más fascinantes de Argentina

Lagos, ríos y volcanes; glaciares, salinas, desiertos y bosques; fauna salvaje, valles, viñedos y maravillas naturales; culturas milenarias y riquezas arqueológicas; gastronomía de excelencia e historias que sorprenden a los viajeros a lo largo del recorrido. Los atractivos de la mítica Ruta 40 son infinitos.

Trazada en parte sobre caminos ancestrales, la Ruta 40 se interna en las más variadas geografías para vivir un road trip inolvidable. Comienza en Cabo Vírgenes, Santa Cruz, y llega hasta La Quiaca, Jujuy. Alcanza su punto más alto, 4985 m.s.n.m. en Abra del Acay, Salta.

Aquí invitan a un recorrido por la Ruta 40 y algunos de los principales destinos a los que se llega con sólo desviarse unos pocos kilómetros.

Cabo Vírgenes, en el extremo sur de la provincia de Santa Cruz, marca el kilómetro 0 de la Ruta 40. Allí se encuentra la reserva provincial Cabo Vírgenes, y su colonia de pingüinos de Magallanes. La 40 conecta con ciudades y pueblos de la meseta patagónica y empiezan a verse los primeros cóndores y los picos de los Andes que acompañan el resto del camino.

Un desvío obligado a esta altura de la Ruta 40 es el Parque Nacional Los Glaciares y la localidad turística El Calafate.

En Chubut, la ruta atraviesa lagos cristalinos y cielos azules. Camino al norte, se encuentra el Parque Nacional Los Alerces, con ejemplares de más de 2600 años y majestuosos lagos patagónicos.

Cuando la Ruta 40 toca Río Negro, atravesando distintos escenarios de ensueño, el sendero deja en Bariloche, centro turístico de la Patagonia a orillas del majestuoso Nahuel Huapi y su reconocido centro de esquí Cerro Catedral.

La Ruta 40 se adentra en Neuquén, recibe el Parque Nacional Arrayanes junto a la pintoresca Villa La Angostura. Desde ahí se puede tomar el recorrido escénico “Ruta de los 7 Lagos”, con su diversidad de aguas azules y flora y fauna patagónicas. Después de Junín de los Andes, el imperdible es la Ruta de las Araucarias Milenarias y el encanto de sus villas lacustres.

De los lagos a los viñedosEn Mendoza, la ruta sorprende con la maravillosa reserva provincial La Payunia: un cordón de más de 800 volcanes únicos en el planeta. Se sigue al norte y se topa con el sorprendente cañón del Atuel para avanzar hacia San Rafael, donde comienza la ruta del vino, con sus distintas regiones, viñedos y bodegas al pie de Cordillera. Desde allí, se puede divisar el Aconcagua, el pico más alto de América.

La 40 sigue hasta la provincia de San Juan donde, después de atravesar el desierto, se llega al Parque Provincial Ischigualasto, que se une al Parque Nacional Talampaya, ya en La Rioja, donde La 40 empieza a tomar altura.

La PunaCuando la Ruta 40 llega a Catamarca, reciben las ruinas del Shincal, las más australes del camino del Inca. Otro imperdible aquí son los valles Calchaquíes y las ruinas de Quilmes, el mayor asentamiento precolombino de Argentina.

Ya en la provincia de Salta, espera Cafayate, con sus viñedos de altura y su gastronomía. Por su ruta de tejedores se llega al mágico Cachi, con sus casas de adobe, su historia y sus nieves eternas. Salta sorprende con su Parque Nacional Los Cardones, la Cuesta del Obispo y San Antonio de los Cobres donde parte el emblemático Tren a las Nubes.

Una vez en la provincia de Jujuy y sus Salinas Grandes, la Ruta 40 serpentea por la Puna, el valle de la Luna jujeño y mágicos paisajes de altura hasta La Quiaca, deslumbrante y ancestral, donde la extraordinaria Ruta 40 llega a su fin.

 

Para más información; https://www.argentina.travel/es

 

 

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