Hace unas semanas se inauguró la nueva sala San Vicente de neurología del Hospital Infantil Universitario Niño Jesús de Madrid. Un proyecto muy especial dada la labor que realiza esta sala con los enfermos y familiares que pasan por ella. Una remodelación que ha tenido lugar gracias a la fundación Purple Day, a la Consejería de Sanidad y a las diferentes empresas que decidieron sumar su apoyo, como es el caso de KÖMMERLING.
La sala San Vicente es el centro de referencia nacional de enfermedades neurológicas, metabólicas y endocrinológicas, al que son derivados niños que sufren este tipo de patologías desde todos los puntos de España; ingresando al año 900 niños y sus familias. Bárbara Nicol y su hija son una de las familias que llevan más de dieciséis años yendo a este hospital y pasando largas temporadas en él. Esto le ha hecho desarrollar un vínculo especial tanto con la sala San Vicente como con el personal médico que trabaja en ella, siendo también consciente de las deficiencias de la sala.
La falta de baños y de habitaciones individuales hacían que el día a día en el hospital fuese complicado, dado lo que supone un ingreso en este tipo de enfermedades. Para Bárbara era un sueño poder transformar la sala San Vicente, crear un espacio en el que tanto los niños como sus familiares pudiesen tener una estancia más llevadera. Hasta que un día desde el Hospital le dijeron que les gustaría reformar la sala, pero que había que encontrar la forma de poder hacerlo. Fue ahí cuando el sueño empezó a hacerse realidad.
Bárbara no solo es la madre de una niña con epilepsia, sino que también es presidenta de la Fundación Purple Day en España, que busca concienciar sobre esta enfermedad para ayudar a entenderla. Tras conocer la noticia habló con Enrique Ramírez, padre de la niña y director general de la empresa Pladur. A partir de ahí este proyecto de remodelación fue cogiendo forma, y mientras que Enrique contactaba con diversas empresas en busca de materiales, Bárbara organizaba eventos con la fundación con los que poder ir recaudando fondos.
“Necesitábamos habitaciones individuales, con baños en cada una de ellas, el personal necesitaba condiciones mejores para trabajar, pero sobre todo nuestros niños merecían mucho más. Por eso aceptamos el reto de hacer una reforma en la Sala San Vicente, para que el paso de los días no se convirtiese en un infierno”, explicaba Bárbara en el acto de presentación.
Rehabilitación de la sala San VicenteCuando un niño llega un hospital no solo se somete a pruebas médicas, sino que también debe hacer frente a un cambio de rutina y de entorno. Es la arquitectura la que puede crear espacios positivos y confortables que hagan más llevadero toda la estancia hospitalaria, y ese fue el objetivo de ARPADA, empresa constructora que elaboró los primeros planos del proyecto; y que más tarde contó con la ayuda del estudio de arquitectura Morph para su desarrollo técnico.
Bajo el nombre de “El invernadero” plantearon dotar a la sala San Vicente de una infraestructura que cumpliese con las condiciones técnicas y de última tecnología que debe contar un espacio sanitario de estas características. Se demolieron las instalaciones en su totalidad dejando un espacio diáfano en el que iniciar de cero la reconstrucción. Para el desarrollo del proyecto se han empleado materiales de última generación, dotando esta sala de una protección térmica y acústica únicas en el hospital.
En este tipo de rehabilitaciones o reformas las ventanas son uno de los grandes puntos a tratar, siendo el elemento más débil de la envolvente. Su elección influye directamente en el aislamiento y la eficiencia energética del proyecto. En el caso de la sala San Vicente desde KÖMMERLING quisieron sumar su granito de arena donando las carpinterías. En total se han instalado más de 35 ventanas practicables con el sistema EuroFutur Elegance, en color blanco y acompañadas del cajón de persiana RolaPlus motorizado. Una combinación que dota a la nueva sala San Vicente de un elevado nivel de aislamiento y confort, contribuyendo así a mejorar la estancia de los niños y sus familias. Además, la reducción de pérdidas energéticas que supone la instalación de estas nuevas ventanas repercutirá directamente en los consumos mensuales del hospital.
Con la remodelación se la sala San Vicente se han perseguido estos objetivos:
– Mayor espacio posible en las habitaciones, permitiendo la existencia de habitaciones dobles, en los momentos de Alta Demanda de la planta.
– Existencia de baños adaptados en todas las habitaciones.
– Habilitación de una unidad independiente para los estudios médicos vigilados sobre las Enfermedades Neurológicas (Unidad de Vídeo).
– Creación de espacios suficientes para el desarrollo de la actividad médica por parte del personal que opera en la planta.
A nivel tecnológico la sala también ha incorporado diferentes sistemas y elementos que facilitan el control de los pacientes y su estancia en el hospital. Se ha instalado un sistema de cámaras en todas la habitaciones con pantallas de control conectadas a puestos de enfermería y médicos, lo que permite detectar si un niño está teniendo una crisis epiléptica e incluso analizar cómo se ha iniciado.
La remodelación de la sala San Vicente es el ejemplo de que con esfuerzo, ganas y trabajando en equipo se pueden lograr cosas muy grandes. Entre todas las empresas que han sumado su ayuda se ha conseguido un espacio más saludable, confortable y que facilita la estancia tanto de los niños hospitalizados como de sus familiares.
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