Desde hace tiempo, la palabra dieta BARF aparece en las redes como un mantra sagrado. Pero no solo se menciona la dieta BARF para perros en estas plataformas, sino también en ámbitos académicos, solo que en estos otros no se hacen buenas valoraciones.
Se han encontrado peligrosas superbacterias resistentes a antibióticos de segunda generación en muchas de ellas, lo que podría llevar a una nueva pandemia.
Hay tres aspectos a tener en cuenta: el aspecto nutricional para las mascotas, el aspecto de seguridad para los dueños y su familia y los mitos sobre los que se funda la moda de las dietas BARF.
¿Son realmente superadoras las dietas BARF para perros?
Como todas las modas, aparecen como la luz de una verdad que poco a poco va cambiando, hasta terminar siendo una supuesta verdad que contradice a la primera verdad con la que había nacido.
Las dietas BARF, o la dietabarf como también le llaman, no son otra cosa que el regreso a la alimentación con sobras.
Puede sonar mal, pero es la realidad, porque nadie irá a comprar los cortes de carne más costosos ni las verduras ecológicas de mayor precio, sino un mix de huesos, carnes y verduras más o menos baratas, cuando se hace en casa, y decididamente de descarte cuando son dietas BARF comerciales.
Esto es así porque nadie va a alimentar a su perro diariamente con solomillo de ternera de 35 euros el kilo, con una guarnición de verduras y frutas del tipo de las cerezas de Jerte deshuesadas.
Se irá a los cortes baratos como la falda de 6 euros o la aguja de unos 7 u 8 euros el kilogramo. Cuando no directamente al pollo, que es barato, pero cuando es crudo, es un concentrado de antibióticos que destrozará la microbiota del intestino canino, y lo cargará de omega 6 sin compensarse con el omega-3, con lo que lo volverá intolerante primero, y alérgico después.
En las dietas BARF comerciales se incluye incluso a veces el serrín de huesos que sale de las máquinas de la carnicería, llenos de grasa y con una cantidad de bacterias insospechadas.
¿Qué encuentran los cánidos en las vísceras de sus presas?
En los últimos tiempos, ya los grupos defensores de las dietas BARF hablan de elaborar los vegetales de manera que puedan asimilarse, ya que siendo el perro un carnívoro, solo puede digerir a estos si han sido predigeridos antes por sus presas.
Si se sigue su evolución, se puede ver que la dieta de perros BARF comenzó con verduras cortadas, para pasar a finamente ralladas cuando observaron que salían todas con las deposiciones. Y últimamente ya incluso recomiendan cocerlas previamente, y hasta en algunos foros exhortan a hervir la zanahoria y hacerla puré. Es decir, elaborarla de la manera más parecida a lo que hace una presa con su aparato digestivo, y que es lo mismo que se hacen en los piensos de calidad, mediante el proceso de compresión y descompresión violenta para romper las cadenas largas de polisacáridos y hacerlas asimilables por los perros. O triturar y convertir las fibras en una pasta para que actúen como prebióticos, es decir la misma función que tienen cuando los lobos las toman de las entrañas de sus víctimas.
También se recomienda para algunas dietas BARF que estas sean cocidas, para eliminar los antibióticos de las aves de corral. Con lo cual, lo que empezó bajo el lema “es lo natural sin procesos” terminó con “debemos elaborarlo (o sea procesarlo) antes de darlo a nuestras mascotas”. Entonces lo disfrazan con la frase de “cocido a fuego lento, como lo haríamos en casa”. Las patatas fritas con huevos fritos también se hacen en casa a fuego lento, pero eso no significa que sean dietéticamente sanas y nutricionalmente recomendadas para el desayuno del niño en crecimiento.
Las dietas BARF, en definitiva, están empezando a tratar de imitar lo que ya se hacía con los piensos, solo que en el caso de las BARF se hace con menor tecnología y, por lo tanto, menor eficiencia.
Para ilustrarlo mejor, es como que si se estuviera intentando inventar un tornillo sin rosca, trabajando a lo loco con la lima, sin darse cuenta de que los clavos ya estaban inventados desde hace mucho tiempo.
¿Y qué hay de la seguridad de la dieta de perros BARF?
En el portal de ScienceAlert se ha publicado el título: “La comida cruda para perros podría estar alimentando la propagación de superbacterias resistentes a los antibióticos”. Y esta alerta ha aparecido en una centena de periódicos y medios digitales en todo el mundo.
Se informó que cuando los investigadores en Europa realizaron pruebas en alimentos húmedos, crudos y cocidos para perros de 25 marcas comerciales diferentes, detectaron bacterias enterococos en poco más de la mitad de las muestras.
Si bien el equipo esperaba encontrar algunos gérmenes oportunistas en estas comidas, la tasa y diversidad de bacterias encontradas fue «inesperadamente alta», explicaron los científicos en una carta de investigación a los CDC.
Las bacterias enterococos pueden causar infecciones de heridas quirúrgicas e infecciones del tracto urinario en humanos y, en los últimos años, se han vuelto resistentes a muchos y, a veces, a todos los antibióticos.
La comida para perros, especialmente la cruda, podría poner a los dueños de mascotas en riesgo de contraer esas superbacterias. Una serie de cepas nueva de bacterias que no se pueden combatir, se está desarrollando a caballo de la moda de las dietas BARF.
Más del 40% de los gérmenes encontrados en las muestras mostró resistencia a una amplia gama de antibióticos, incluida la eritromicina y la ampicilina. De ese número, el 23% también era resistente a los tratamientos de último recurso, como el linezolid. Es decir, que casi una cuarta parte de las bacterias que se están desarrollando en las BARF dietas de perros, son inmunes a la última bala de plata de la medicina moderna.
Esto significa que la moda de las dietas BARF podría estar incubando la siguiente pandemia, contra la que los humanos no tendrían nada para defenderse, porque se están desarrollando cepas de gérmenes altamente resistentes a todos los antibióticos con que se cuenta para combatirlas.
Y la gente guarda eso en su refrigerador, junto a la comida del bebé.
En algunos círculos amantes de las dietas BARF para perros, de manera irresponsable se aduce que si se congelan los alimentos, se eliminan esas bacterias. Una perfecta demostración de ignorancia que puede costar cara a la salud de las familias, porque ya de por sí las más simples salmonella y E. Colli, han demostrado resistir más de un año congeladas a temperaturas mucho más bajas que las que puede conseguirse en un congelador hogareño.
Entonces ¿de dónde ha salido esta poco útil y peligrosa moda llamada dieta BARF?
Una vez más, las redes hacen circular mitos y leyendas. Como por ejemplo que los piensos están hechos con carne putrefacta, que las fábricas son una especie de basurales donde no se puede acercar por el olor de las materias primas empleadas.
Una clara demostración de que quienes lo afirman jamás han pisado una planta industrial, y ni siquiera conocen la normativa al respecto.
Por empezar, las directivas europeas obligan al control de toda la trazabilidad en las materias primas, para todo lo relacionado con alimentos para mascotas domésticas. Hay que tener en cuenta que los alimentos para mascotas domésticas, es decir las que conviven con las personas en sus hogares, y sobre todo perros y gatos por su estrecha vida con el humano, están encuadradas dentro de los intereses de la salud pública.
Las reglamentaciones y los controles se aseguran de que toda la materia prima que ingresa a una planta de piensos sea apta para el consumo humano. Toda esa materia prima es controlada a la salida del proveedor y nuevamente a la entrada de la fábrica de piensos.
Si bien los piensos no se comercializan para consumo humano, se controlan con los mismos parámetros con los que se lo hace para la fabricación de alimentos para las personas, incluso de alimentos para bebés. Esto se hace así porque un niño podría gatear y comer pienso del cuenco del perro en casa y, por lo tanto, debe ser completamente inocuo para su salud.
Los expertos de Wolves Legacy Dog Food afirman que «cuando decimos estas realidades acerca de las BARF para perros, muchas personas piensan que lo hacemos porque fabricamos piensos. La realidad es la contraria: fabricamos piensos porque sabemos todo lo malo de la dietabarf. Fabricar una dieta BARF para perros es mucho más simple y barato que fabricar un pienso. Si quisiéramos hacer un negocio rápido y con una mínima inversión, habríamos fabricado dietas de perros BARF sin dudarlo. Con una simple cocina, una pequeña inversión nos permitiría salir al mercado de inmediato.
Para fabricar un pienso es necesario apelar a la escala para que sea negocio, y eso significa inversiones con muchos ceros.
La maquinaria de producción, de análisis, los controles, todo es voluminoso, altamente tecnológico y caro. Mientras que con una tabla de madera y una cuchilla se puede montar dietas BARF en bandejas de plástico, para producir un saco de pienso se debe invertir una fortuna muchos meses o incluso años antes de ver ingresar un euro.
La materia prima para producir BARF dieta de perros se puede trasladar en una bolsa de supermercado, pero para hacer un lote mínimo rentable de sacos de pienso se necesita primero pagar toneladas de cada uno de los ingredientes.
Los controles a los que estamos sometidos incluyen desde la materia prima, pasando por la maquinaria, los procesos, e incluso llegando hasta el tipo de envase, que debe ser homologado y cumplir con una serie de pautas muy estrictas.
Hacer dietas BARF es un gran negocio, poca inversión, alta tasa de retorno, se puede comenzar hoy y ya facturar mañana. Pero es una moda peligrosa que puede matar personas.
Los perros son muy resistentes a esas bacterias, porque evolucionaron para comer vísceras llenas de rumia de una presa muerta al sol llena de moscas, mientras que a una persona adulta podría mandarla al hospital una E. Colli de una hamburguesa mal cocida, y ni hablar si se trata de un niño, un anciano o una embarazada.
A veces los divulgadores de las dietas BARF no se dan cuenta de que pueden estar siendo embajadores de la muerte debido a su fanatismo cerrado a lo que dice la ciencia y la lógica. Y todo por algo que, al final de cuentas, tiene mucho menor valor nutricional que un pienso de alta gama».