Cuando el cansancio no se va; la deficiencia de hierro también aparece en verano

Cambios en la alimentación, menstruaciones abundantes o una absorción deficiente pueden hacer que el déficit de hierro pase desapercibido y afecte al bienestar general.

A pesar del respiro que suelen traer las vacaciones, muchas personas llegan a agosto con una sensación de agotamiento acumulado. Falta de energía, dificultad para concentrarse, cansancio que no mejora con el sueño o incluso cierta desmotivación. No siempre hay una causa evidente, pero en algunos casos, la explicación está en una deficiencia de hierro leve pero persistente.

Aunque suele relacionarse con los meses fríos o con etapas de mayor exigencia física o mental, este déficit también puede acentuarse durante el verano. El cambio de rutinas, la alteración en la alimentación y una menor regularidad en los hábitos nutricionales son algunos de los factores que contribuyen a ello. Sin alcanzar los umbrales clínicos de una anemia, una caída moderada de los niveles de hierro puede tener efectos reales sobre el bienestar físico y cognitivo.

Síntomas que no siempre se asocian a un déficit de hierro

El hierro es esencial para transportar oxígeno a las células. Su deficiencia afecta directamente al metabolismo energético y al rendimiento del organismo. Cuando los niveles bajan, el cuerpo responde con síntomas que se pueden pasar por alto: cansancio generalizado, dificultad para concentrarse, menor tolerancia al esfuerzo, sensación de debilidad o una recuperación más lenta tras actividades cotidianas.

En muchos casos, estas señales se atribuyen al calor, a la falta de sueño o al estrés residual. Sin embargo, los especialistas insisten en que una deficiencia leve de hierro —especialmente si se prolonga en el tiempo— puede pasar inadvertida y tener un impacto acumulativo. La fatiga, la desgana o la llamada «niebla mental» no siempre son emocionales: a veces tienen una base fisiológica corregible.

Factores de riesgo en verano

Durante los meses de verano, algunas dinámicas cambian. Las comidas fuera de casa, los horarios irregulares y la falta de organización en la dieta hacen que se reduzca el consumo de alimentos ricos en hierro, como legumbres, marisco, carne roja o frutos secos. También pueden influir dietas restrictivas, mayor consumo de ultraprocesados o simplemente falta de variedad.

En mujeres en edad fértil, personas con dietas vegetarianas o quienes hacen deporte con frecuencia, el riesgo de presentar niveles bajos de hierro es mayor. A esto se suma que el hierro de origen vegetal —presente en espinacas, lentejas o tofu, por ejemplo— se absorbe peor que el de origen animal, y su biodisponibilidad depende de otros factores, como la presencia de vitamina C en la misma comida.

Un complemento alimenticio de Hierro con una fórmula completa y de alta absorción

En casos en los que la alimentación no basta o se identifica una caída leve de hierro en analíticas, se recurre con frecuencia a suplementos alimenticios. Aldous Bio, la marca de complementos alimenticios más vendida en Internet, ha lanzado un nuevo complemento alimenticio que combina Hierro con Vitamina C, Ácido fólico y Vitamina B12 en comprimidos. Esta fórmula avanzada está diseñada para favorecer la absorción del hierro y contribuir al metabolismo energético y la formación de glóbulos rojos.

Este complemento es apto para veganos, está fabricado en España, no tiene recubrimiento y su composición busca facilitar su toma diaria en personas con sensibilidad digestiva. Es una opción especialmente pensada para quienes detectan una bajada leve en sus niveles de hierro y buscan un apoyo con una fórmula equilibrada y bien tolerada.

Este nuevo suplemento ya está disponible en la tienda online de Aldous Bio. Además, la marca distribuye su línea completa de complementos alimenticios a través de plataformas como Amazon, El Corte Inglés, Herbolario Navarro, Naturitas o Promofarma.

Escuchar los signos antes de que se agraven

El verano, pese a su aparente desconexión, no siempre es un tiempo de recuperación plena. Para muchas personas, es una etapa de desajuste, pero es también una oportunidad para prestar atención a síntomas que el cuerpo arrastra desde hace meses. Una revisión de los niveles de hierro puede marcar la diferencia entre continuar con cansancio crónico o recuperar parte del equilibrio.

Aunque el hierro es solo un factor entre muchos, su impacto sobre la energía, la concentración y el bienestar general está demostrado. Corregir un déficit leve a tiempo —con alimentación y un complemento alimenticio de hierro bien formulado— puede evitar que el final del verano llegue con más agotamiento del que se esperaba.

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