Fellowes da las tres claves sobre la calidad del aire en la retirada de mascarillas en interiores

Al reciente anuncio por parte del Gobierno de la retirada de las mascarillas en interiores en un futuro cercano, se han unido peticiones como la de la Asociación Española de Pediatría por la que los médicos también han pedido que se retire su uso en los colegios.

Esta intención de recuperar la normalidad en la sociedad lleva aparejado un elemento esencial, y no es otro que el de la prevención. Los especialistas en ergonomía y calidad del aire de Fellowes, a través de un reciente estudio realizado a nivel europeo, consideran vital controlar tres aspectos en el momento que llegue esta retirada de mascarillas en interiores.

El primero de ellos tiene que ver con la calidad del aire. La calidad del aire ya no sólo se mide por la cantidad de dióxido de carbono, sino también por otras partículas en suspensión como los aerosoles que transportan los virus.

Disponer de elementos de purificación del aire no sólo ayudan a eliminar un 99,9% estas partículas del virus, sino también cualquier otro rastro que pueda resultar perjudicial para el ambiente en las oficinas de trabajo, colegios y, en general, en cualquier interior. Para ello disponer de certificaciones oficiales que así lo demuestren y filtros HEPA homologados no sólo es necesario, sino que además está avalado por el Ministerio de Sanidad.

Hay que tener en cuenta que en estudio realizado, un 82% de las personas que realizan trabajos en el interior de espacios cerrados se sienten más seguros, productivos y satisfechos si se ponen en prácticas medidas preventivas para garantizar la salubridad del ambiente de trabajo. Y esos datos se disparan si se tiene en cuenta los edificios de salud pública, los colegios o las residencias de la tercera edad, por ejemplo.

El segundo aspecto que debe controlarse en interiores, una vez que se elimine la mascarilla en espacios cerrados, es el de la ventilación. Los expertos de Fellowes recomiendan una combinación de la higienización del aire a través de purificadores, pero también combinándolos con ciclos de ventilación.

Siempre se habla de dos tipos de ventilación, la natural y que se realiza con la renovación del aire a través de la apertura de ventanas y puertas, y la artificial a través de otros equipos de ventilación de interiores. Estos últimos deben ser revisados en cuanto a su funcionamiento y limpieza de filtros, con el fin de que el aire que se vierta en el interior sea de óptima calidad.

Como tercer aspecto que conviene controlar en los interiores cuando llegue la ansiada retirada de las mascarillas, es el de la confianza de las personas que diariamente se encuentran dentro de esos edificios.

Evitar el término ‘edificio enfermo’ significa que el grado de implicación de los servicios de prevención de riesgos sea máximo, incorporando a sus protocolos la purificación e higienización del aire en todos sus planes.

El grado de satisfacción está directamente relacionado con la confianza tanto de estudiantes, como de los trabajadores y cualquiera que cada día acuda a un edificio con espacios cerrados, ya sin mascarilla.

A nivel psicológico está demostrado, además, que esta satisfacción y confianza redunda en una productividad mucho mayor en todos los entes sociales.

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