El graffiti ha cobrado cada vez más relevancia debido al impacto que este tipo de obras causan en la sociedad actual. En ese sentido, se ha convertido en una de las manifestaciones de arte urbano más importantes de la última década.
Todo esto, ha sido gracias al trabajo e influencia de artistas como Guto Ajayu, un joven boliviano radicado ahora mismo en Madrid que, a través del graffiti, hace memoria cultural, combinando historia y arte. Sus obras representan la unión perfecta entre las tradiciones ancestrales y el arte moderno, enviando al público un mensaje claro, y es que no se puede entender el presente sin primero conocer el pasado.
Combinar perfectamente tradición, arte e historia
Desde que comenzaron a hacerse los primeros graffitis hasta hoy, han mantenido un elemento distintivo único, que es esa esencia de protesta, de irreverencia que llama la atención de la sociedad en temas importantes pero poco tratados. A medida que han transcurrido los años, el graffiti se ha vuelto cada vez más artístico, pero manteniendo siempre su esencia irónica y rebelde. Estas son las características con las cuales Guto Ajayu define su obra y su estilo.
Él es un prolífico artista, graduado de Bellas Artes, que desde pequeño se ha interesado por el arte urbano, teniendo en sus obras una marcada influencia de la cultura precolombina y tradicional andina y suramericana. Su principal estilo es el Pop Art, que se caracteriza por ser una representación artística de eventos o temas cotidianos de la cultura moderna, el cual Guto Ajayu combina con elementos históricos que aportan su sello característico. La obra de este artista es, en definitiva, una combinación perfecta entre el graffiti y el arte, lo artístico y lo histórico.
El graffiti en la memoria cultural
Para toda sociedad es sumamente importante conocer su pasado para poder entender su presente y proyectarse adecuadamente hacia el futuro. Pero si bien hay muchas maneras de mantener la esencia histórica, indudablemente, el arte es una de las más eficientes. El arte urbano y, concretamente, el graffiti es una excelente herramienta para lograr que las personas tengan consciencia de su pasado, de sus tradiciones y sus raíces. Es, en esencia, una forma de mantener viva su identidad en el tiempo y mantenerla en el futuro. Esto es lo que logran las obras de Ajayu, quien no solo encuentra inspiración en objetos o elementos cotidianos, sino también en la herencia cultural y la memoria de la misma.
El trabajo de Guto Ajayu demuestra que aunque el arte en el graffiti evolucione, siempre se puede mostrar una realidad moderna, desde una perspectiva amplia e histórica. El graffiti en manos de artistas como él es, en definitiva, una herramienta con el potencial de transformar el pensamiento de una sociedad.