ENDOR no es solo una firma de skincare de alta eficacia. Su línea de cuidado de la piel nace en el entorno de la investigación contra el cáncer y pasa a convertirse en vía de financiación del puntero laboratorio de biología molecular del que emerge. Un avance que ya ha superado todas las pruebas preclínicas y que está listo para ser testado en pacientes.
Joaquín Querol, físico, CEO y fundador de ENDOR, explica las bases: «Si pensamos en la arquitectura, hoy en día nos resulta muy lógica la idea de que se diseñe un puente, un edificio o una carretera en un ordenador y luego se pueda construir en el mundo real usando para ello los materiales adecuados. Actualmente, tenemos la capacidad tecnológica para emplear toda clase de materiales para la construcción y convertir en realidad aquello que habíamos trazado sobre el papel».
«Sin embargo, esta idea se vuelve más confusa cuando disminuimos el tamaño de aquello que diseñamos a la escala en la que tiene lugar la biología molecular. Esto es, 10.000 veces más pequeño que el grosor de un cabello, 1.000 veces más pequeño que una célula… o del mismo tamaño que el ADN», añade.
«El 29 de diciembre de 1959, el célebre Dr. Richard Feynman, Premio Nobel de Física en 1965, ya anticipó la posibilidad de que diseñar y construir cosas a escala molecular sería posible. Y treinta años después, la ciencia avanzó lo suficiente como para que esa predicción se convirtiera en realidad», apunta Querol.
La base de ENDOR es precisamente esa: la firma de cosmética española experta en reafirmación de la piel, que surge de una molécula patentada que logra frenar el descolgamiento del tejido cutáneo, nace en el seno del laboratorio de biomedicina de Querol, como parte de una investigación para tratar los síntomas de las pieles en tratamiento de quimioterapia y se ha convertido en un vehículo único para financiar el resto de investigaciones moleculares para curar el cáncer que ellos mismos desarrollan.