La crisis energética actual y la guerra de Ucrania han obligado a Europa a repensar la estrategia energética llevada a cabo hasta el momento con la finalidad de reducir las emisiones de C02, minimizar la huella de carbono y estabilizar el suministro energético.
Así, la Unión Europea ha tomado ciertas medidas como la aprobación del Plan de Ahorro Energético y la decisión de otorgar a la energía nuclear y el gas la etiqueta de energías verdes por ser actividades que contribuyen a mitigar el cambio climático.
Esta decisión, que ha asumido Europa como una medida que contribuirá al objetivo de neutralidad climática, ha sido considerada por algunos países de la UE una clara acción de greenwashing. Diego Mateos, experto energético, ha declarado al respecto que aunque la energía nuclear pudiera llegar a considerarse ambientalmente sostenible al no generar emisiones de CO₂, no puede etiquetarse en ningún caso como energía renovable.
El experto ha señalado que “la energía nuclear, como no emite CO₂, podría llegar a considerarse ambientalmente sostenible, pero en ningún caso hablamos de una energía renovable”. Por otro lado, sostiene que “no tiene ningún sentido etiquetar el gas como una energía verde, ya que es muy contaminante”. “Lo que pasa es que Europa se ha puesto una serie de objetivos tan imposibles de conseguir que ha tenido que sacar este tipo de leyes para poder obtener un aprobado general”, añade.
¿Son consideradas renovables la energía nuclear y el gas?
El pasado mes de julio, la Comisión Europea reconoció como verde la energía nuclear, argumentando que no emite gases contaminantes y que es útil para la transición energética y para alcanzar los objetivos de neutralidad climática.
Sin embargo, según explica Mateos, ni el gas natural ni la energía nuclear son por definición verdes y estamos “aceptando pulpo como animal de compañía”. Es decir, Europa está admitiendo como energía renovable lo que no es ni verde ni sostenible. Por definición, se consideran renovables aquellas fuentes de energía que proceden de un recurso presente en la naturaleza de manera prácticamente inagotable, como pueden ser el sol, el viento, el agua o la biomasa vegetal o animal.
La lucha de Europa es contra las emisiones contaminantes y el principal objetivo es reducir la huella de carbono y alcanzar la neutralidad en CO₂. Diego Mateos considera la coyuntura actual un claro ejemplo de que, en ocasiones, el fin justifica los medios. “La única razón por la que la Comisión Europea ha decidido modificar la clasificación de las energías verdes es que ahora mismo estas energías no renovables pueden facilitar la transición hacia la descarbonización de la economía”.
El debate que divide Europa: ¿Energía nuclear sí o no?
La decisión de la Comisión de considerar verdes la energía nuclear y el gas ha dividido gobiernos. Francia apuesta por abrir nuevas centrales nucleares, Alemania se está planteando retrasar el cierre de sus plantas actuales, Japón contempla la construcción de una nueva generación de plantas y otros países, como España, se oponen rotundamente a esta decisión y a prolongar la vida de las centrales.
Así, el gobierno español ha dado un portazo definitivo a la posibilidad de apostar por la energía nuclear y ha asegurado que “el cambio climático hay que combatirlo con políticas distintas y con un cambio en el modelo energético hacia las renovables”.