¿Existe tratamiento para la disbiosis intestinal?

El Dr. Fernando Ruger Viarengo, licenciado en Medicina y especialista en Farmacogenética y Nutrigenética experto en Microbiota es un referente científico de España. Este profesional tiene el objetivo de aclarar todas las dudas relacionadas con la disbiosis intestinal, un tema muy presente en la actualidad.

El doctor explica que «en la consulta y en las conferencias siempre planteo la misma pregunta a los asistentes que desean saber qué es una disbiosis: ‘¿Sabes cuál es la microbiota normal?’. Luego les digo que la disbiosis sería todo lo que sale de esa normalidad».

El experto afirma que tras este juego de palabras está el secreto: «No sabemos cuál es la microbiota normal. Incluso me animaría a decir que no existe una microbiota normal. Si analizamos la microbiota de un japonés de 82 años, la de un africano de 45 o la de un estadounidense de 22, todos sin síntomas de ningún tipo y con una salud perfecta, encontraríamos diferencias increíbles en el análisis de microbiota, y ninguna de ellas sería anormal, o dicho de otra forma, todas serian normales pero diferentes».

Entonces ¿Cómo se diagnostica una disbiosis intestinal?

La disbiosis intestinal, según el Dr. Fernando Ruger Viarengo, se puede diagnosticar a través de un conjunto de herramientas, sintomatología, la entrevista con el paciente y los exámenes de secuenciación masiva de ADN de microbiota. Estos dicen qué microorganismos se encuentran en la muestra, una vez analizado con la inteligencia artificial, se conoce su metabolómica y división más académica que funcional o biológica de esa microbiota. «Estos casos donde los resultados son muy marketingeros con muchos nombres, no son siempre mejores, porque no sabemos la función de muchos de esos microorganismos, o lo que llamamos como su metabolómica», afirma el experto. Por este motivo, lo importante es el análisis de esos hallazgos realizados por la inteligencia artificial que pueden dar un diagnóstico con base en los parámetros esperados de la media poblacional sana de esa región geográfica, más que la cantidad detectada. «Aunque esto último queda muy bonito de poner en los informes con gráficos, círculos y dibujos, el paciente no quiere una obra de arte, quiere soluciones, y se logran con un examen adecuado y un profesional formado que lo sepa interpretar y poner las intervenciones médicas necesarias», añade el doctor.

Entonces, cuando un paciente tiene síntomas intestinales, se descartan otras patologías, y en los exámenes de microbiota se encuentran alteraciones de los parámetros habituales de la media poblacional de esa región. Ahí es cuando se diagnostica una disbiosis intestinal, que suele definirse como los cambios en cantidad, calidad o funcionalidad de los microorganismos habituales para esa población, franja etaria y media poblacional determinada. La disbiosis puede ser por hiperdiversidad, hipodiversidad, sobrecrecimiento de un phylum o especie en concreto, o por desaparecer un grupo bacteriano específico.

Los síntomas que generan las disbiosis intestinal son muy diversos y depende del tipo e disbiosis del que se habla. Es muy importante comprender que la mayoría de los síntomas extraintestinales de las disbiosis son producidos por los metabolitos que generan los microorganismos. Sumado a síndromes de permeabilidad intestinal que suelen coexistir y hace que aumenten en sangre, estos metabolitos que producen los microorganismos y generan efectos incluso en el sistema nervioso central en el caso de aquellos metabolitos que pasan la barrera hematoencefálica.

Otros síntomas son producidos por déficit de vitaminas, sobre todo la K y el grupo B, donde están comprometidas las bacterias en su producción o en su metabolismo. También se incluyen síntomas ginecológicos en disbiosis, donde existe producción de glucuronidasa, una enzima que desconjuga el ácido glucurónico de los estrógenos que se conjugaron en hígado para ser eliminados, pero por esta ruptura del grupo glucurónico, provoca la posibilidad de que se puedan reabsorber estos estrógenos y generar alteraciones ginecológicas o fomentar la endometriosis.

El Dr.Fernando Ruger Viarengo, añade que «como podéis observar, nuestro intestino y sus bacterias son el puente de mando de nuestro crucero que es el cuerpo. Desde allí se manejan muchos comandos de nuestro organismo, y sus desequilibrios pueden verse reflejados en muchos signos y síntomas en nuestro cuerpo que pueden no tener o no encontrar solución si no se estudia, piensa, busca o trata adecuadamente el intestino».

Clínica UMEBIR: expertos en microbiota

El equipo de Clínica UMEBIR es especialista en microbiota y su modulación terapéutica. Llevan más de 10 años dedicados a la investigación y la asistencia del paciente y siguen estudiando día a día, pero pese a todo ello no han podido realizar un protocolo definido para la modulación terapéutica de la microbiota, debido a lo artesano que debe ser esto para lograr resultados exitosos en el tratamiento de disbiosis intestinal.

«Cada paciente es único y cada caso distinto, pero en este área aún más. Muchas veces debemos hacer verdaderos protocolos personalizados y de precisión para lograr el éxito esperado», explica. A grandes rasgos deben limpiar el terreno (rehabilitar el intestino y eliminar sobrecrecimeintos ); airear el terreno y prepararlo (estimular el moco por medio de suplementos que sirvan de anclaje para poder sembrar los microorganismos); realizar el resembrado, ya sea con alimentos fermentados o con probióticos específicos de cepas estudiadas y con respaldo de literatura científica.

El doctor asevera que «al igual que en los exámenes, no nos sirven los nombres de microorganismos de los que no sabemos ni qué hacen ni cómo se relacionan con otros microorganismos. En esta fase no nos sirven esos probióticos que tienen muchas cepas y muchos millones y millones, porque quizás nos va mejor una cepa especifica estudiada que tiene un efecto probado y en una cantidad probada. No es mejor, incluso pueden ser perjudiciales. Nos aseguramos de que lo que entra, colonice, ya que como digo a los pacientes, Europa y España deben tener las cloacas con más probióticos del mundo. Esto se debe a que, así como se toman, se eliminan si el intestino no está en condiciones adecuadas de colonizar, y en el supuesto de efectos beneficiosos se terminan cuando se dejan de tomar porque no pudo colonizar el intestino dicha cepa». 

En otros casos, preferimos recurrir a los prebióticos, que estimulan colonias que a la vez estimulan otras para las que no existen probióticos, como la akkermansia muciniphila, bacteria importante en cuidar el moco y la integridad de la barrera y limitante de la colonización de otros microorganismos.

El Dr. Fernando Ruger Viarengo concluye: «como veis en UMEBIR nos especializamos en un tema complejo desde hace casi una década, y esperamos continuar aprendiendo de la investigación y el estudio permanente, lo que marca la diferencia entre prescribir unos probióticos de herbolario o comer patatas frías. La modulación terapéutica de la microbiota es mucho más que mandar a comer alcachofas porque es rica en inulina, como sucede en muchos casos con naturópatas PNI o nutricionistas sin formación especifica o con limitaciones legales o académicas para la prescripción de los suplementos o fármacos necesarios para lograr los objetivos de un tratamiento de disbiosis intestinal con seriedad y rigor científico».

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