Desde la naturopatía, hablar de psoriasis en sí no es válido. No hay dos psoriásicos iguales. Es importante que cada afectado profundice en su alma y actitud para descubrir el desencadenante y aquello que lo mantiene activo.
Para entender cómo se instalan en el cuerpo enfermedades a través de las emociones, en primer lugar, hay que entender: cómo está diseñado el cuerpo, a qué situaciones responde y con cuáles herramientas.
El ser humano ha sobrevivido con un cuerpo y una mente capaces de superar casi cualquier adversidad interna y externa: ataques de depredadores, invasión vírica o bacteriana, desgarros o roturas de tejidos, cambios bruscos de temperatura, etc. Quién gestiona el abordaje interno de cualquiera de estas anomalías: la homeostasis, el hipotálamo y bajo la vigilancia del inconsciente.
Así evalúa la naturopatía. Cuerpo y mente ni se pueden separar ni se puede ignorar ninguno de los dos a la hora de abordar un trastorno. Con la psoriasis ocurre lo mismo.
La programación genética incluye un cerebro racional que aprende y comprende. Dentro de ese cerebro y órgano rector de la conducta humana se puede destacar «otro guía en la sombra» al que se llamará mente inconsciente. Es inconsciente porque no se sabe con exactitud qué piensa, pero es la razón por la que se actúa y siente al margen de las decisiones conscientes o valores personales.
Ni el hipotálamo ni la homeostasis están controlados por la mente racional. Solo queda la mente inconsciente.
Qué relación existe entre inconsciente y psoriasis
Saber qué hay en el inconsciente es pretender ver lo invisible. Pero «por sus obras se conocerá». Según se reaccione, se sienta o enferme, así estará la mente inconsciente.
Su misión es mantener vivos con estrategias de supervivencia como la del riñón es filtrar la sangre. Similar al «instinto animal», a la intuición, al sexto sentido. Es lo que empuja (las filias) o lo que retrae (las fobias), ninguna de ellas racionales. Sigue unos patrones heredados (genéticos) y otros adquiridos (aprendizajes, programas tóxicos, bloqueos, traumas, etc.).
A lo largo de la vida se van incorporando «mapas» de la realidad. La educación, las experiencias y el libre pensamiento del individuo irán creando un autoconcepto y una interpretación del mundo. Y dependiendo de ello el mundo se convierte en un lugar hostil o aterrador, o se aborda como un parque temático donde experimentar, explorar y sentirse confiado.
Si una persona se siente amenazada existencialmente, y se convierte en una percepción habitual ante una situación concreta, su sistema actúa para defenderle (aunque se trate de una amenaza fantasma). El inconsciente monitorea continuamente las funciones fisiológicas y es el primero en detectar un estado “potencialmente peligroso” (exceso de cortisol, glucosa, constricción vascular, etc.). Ante esa situación de riesgo, enviará un mensaje: el síntoma.
Qué mensaje es la psoriasis
Por analogía, la emoción que rodea a la psoriasis es «coraza ante el medio que amenaza, pero a la vez significa un autoataque».
El inconsciente se comunica con “pictogramas” de carne y hueso. La piel es la relación con el entorno. Para saber qué dice, las personas deben analizar: «¿Cómo interpreto el trato con los que me rodean? ¿Siento que me pueden dañar? ¿Evito el contacto? ¿Me han separado de algo muy querido por mí, me han quitado su contacto? ¿Personas, status, situaciones? ¿Me siento indigno?».
La persona que quiera liberarse de este síntoma debe cambiar “su mapa de la realidad”. Los mapas deben ser capacitantes, aportar paz, seguridad, optimismo y confianza. Mejor pensar que el mundo es un parque temático donde jugar y disfrutar, que una sombría jungla con amenazas en la oscuridad.
Esto también es naturopatía.