Este año 2023 va a estar marcado por un incremento continuado de los tipos de interés bancario.
Esta subida va a dificultar el acceso a las hipotecas para el público en general. La pregunta es: ¿Cómo afectará esto a las reformas domésticas?
En los procesos de compraventa de viviendas de segunda mano, donde es muy frecuente tener que abordar una reforma posterior, está claro que, si la cantidad prestada por el banco es menor, el importe disponible para la reforma también se va a ver menguado. En este sentido, es importante saber en qué empresa de reformas depositar la confianza. Desde Acierta Hogar, empresa de reformas integrales en Madrid, Barcelona y Valencia, su director Ignacio Velázquez apunta que “somos conocedores del panorama económico y nuestro compromiso es aprovechar y estirar al máximo cada euro de nuestro cliente”.
Desde la misma empresa advierten que “es fácil caer en la tentación del mundo sin IVA en este tipo de coyunturas, pero hay que recordar que, si una empresa no te cobra el IVA, además de ser un fraude, la reforma no gozará del periodo de garantía obligatorio”.
Si el grifo hipotecario está cerrado, siempre será una buena opción reformar la vivienda actual. Prácticamente, todo es posible en una reforma si se tienen las ideas claras. Si la opción es reformar una casa de toda la vida, es bueno gastar un tiempo inicial en imaginar cómo se quiere que sea. Desde Acierta Hogar cuentan que disponen de asesores personales de reforma, profesionales que acuden al domicilio, escuchan y proponen soluciones adecuadas al cliente para sus nuevas necesidades. Su directora comercial, Belén Ongil, explica a este medio que “los clientes han de ser copartícipes de su reforma. Con su implicación en el proyecto, las reformas siempre salen bien”.
Sea cual sea el caso, es importante preparar bien una reforma. Se trata de cambiar dos meses por una casa para el resto de la vida. El esfuerzo merece la pena. También es vital medir bien el presupuesto disponible y reservarse siempre un 10 % para imprevistos extras o para caprichos. Además de pedir siempre un presupuesto claro, por partidas y firmar un contrato que obligue a las dos partes.