Juan Uriarte Psicología habla sobre el negocio de la nutrición y el trastorno de conducta alimentaria

Las personas, en una sociedad que se rige por unos estándares de belleza gordofóbicos, aspiran a tener el cuerpo «ideal» para sentirse mejor consigo mismas.

Para dicho objetivo, salen en búsqueda de nutricionistas que le receten una dieta, restringiéndoles alimentos. Por ejemplo, a una persona le dicen que no piense en un oso panda, ¿en qué es en lo primero que se piensa? Esta es la base del negocio de la nutrición.

Al tener alimentos prohibidos, se genera un fenómeno psicológico llamado hambre cognitiva, lo cual termina resultando en un atracón. Este es el trastorno de la conducta alimentaria (TCA) más común, la cual es un problema psicológico y en Juan Uriarte Psicología este tipo de problemáticas las conocen de fondo, ya que es su especialidad.

El daño de la nutrición y la dieta

La sociedad concibe a las dietas como el principal mecanismo para adelgazar. En ese momento es donde buscan una cita con un nutricionista para que les asigne una. Sin embargo, ciertos tipos de dietas no son compatibles con sus usuarios, ya sea por el tipo de alimentos que el usuario se prohíbe o por el objetivo por el cual quieren adelgazar. Este último es un factor que no se tiene mucho en cuenta a la hora de la asignación de una dieta, ya que no siempre es sinónimo de salud.

La disyuntiva se traslada a un marco, no alimenticio, sino mental. La constante búsqueda del cuerpo perfecto obliga a las personas a estar sujetas a alimentos que pueden no ser de su agrado o que tienen traumas asociados, por lo que se sienten forzadas a hacerlo. Ese pensamiento o concepción de la dieta o los alimentos no es un tema que pueda resolverse con dietas diferentes, sino con asistencia psicológica profesional.

¿Cuál es la solución para un TCA?

La dieta no es la mejor solución en la búsqueda inagotable de ese cuerpo perfecto. La ambición puede llegar a puntos en los que la salud de la persona se vea afectada. Es por eso que Juan Uriarte explica que el tratamiento a estas cuestiones ha de ser tratado con terapia psicológica, una supervisión médica en los casos más graves, y lo más importante, educación alimentaria.

Las dietas son potencialmente generadoras de trastornos de la conducta alimentaria, ya sea con restricciones alimentarias, alimentos prohibidos, miedo a engordar, y rechazo físico, derivando generalmente en el efecto yo-yo, donde recuperan lo que pierden de peso. Lo que brinda la asistencia psicológica es la salida de ese bucle de dietas y de citas con nutricionistas, aportando salud a la persona, tanto alimenticia como mental, con resultados que se mantienen de manera duradera y estable.

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