Cómo comprar obras de arte e iniciarse en el coleccionismo

Hay muchos motivos que pueden llevar a querer comprar una obra de arte, normalmente realizar una adquisición de una pieza única y personal con la que decorar un espacio, así como realizar al mismo tiempo una inversión alternativa en un activo limitado e inflacionario, o el clásico motivo anclado en el afán de coleccionar piezas de valor artístico probado.

En cualquiera de los escenarios anteriores y sobre todo si se está iniciando en el arte adquiriendo la primera obra, siempre se debe empezar por el mismo punto de partida: los fundamentales artísticos como medidor de la calidad de la obra (el artista) que se está adquiriendo.

Pero antes de entrar a definirlos, es importante empezar a creer un mantra que va a contracorriente de la creencia popular: la valoración artística no es subjetiva. El gusto o la apreciación del arte es subjetiva y personal de cada uno (a uno le gusta algo y al de enfrente otra cosa), pero la valoración de la calidad artística es medible y objetiva. Se hace a través de los fundamentales artísticos antes mencionados, son la base de la valoración por parte de los profesionales del arte, comisarios y críticos especialmente.

Cuando se analiza por fundamentales una obra, se descompone lo que se valora en parámetros, se disecciona todo el trabajo del artista previo a la obra junto con la propia obra como resultado final de su ejecución artística. Esto es, no preguntarse si la obra es buena o no, sino concretar en parámetros concretos si la obra es potente o no, por ejemplo, ¿tiene este trabajo artístico una profundidad conceptual elevada, media o baja? ¿Tiene una investigación documental o formal extensa y sólida detrás del trabajo planteado? 

De este modo, las respuestas a dichas preguntas resultan concretas y en la mayoría de los casos precisas, así como muy parecidas entre profesionales de la valoración, ya que se eliminan los juicios subjetivos de gusto. ¿Y cuáles son los fundamentales que se valoran?

Investigación y profundidad conceptual

Se valora la profundidad del concepto (crítica social, reflexión filosófica, psicología, política, costumbrismo, etc.) y el modo en que este se trata con la obra, así como el soporte de investigación documental (bibliografía, prensa, archivos, vídeos, etc.) o formal (investigación relacionada con el proceso de creación de la obra) que hay detrás de todo el trabajo artístico presentado.

Contexto y referencias

Se valora la idoneidad del trabajo planteado con respecto al momentum espacial y temporal que rodea al artista y su obra (i.e. plantear una obra crítica con la inmigración ilegal de Marruecos y España durante la crisis diplomática entre ambos países que hubo hace un año con respecto al Sahara tendría un contexto rico), así como las referencias artísticas o no artísticas sobre las que el artista construye un nuevo relato artístico y sobre los que plantea una innovación.

Técnica, ejecución y coherencia

No solo se valora la excelencia técnica ejecutando (i.e. la calidad en el trazo de la pintura), sino también la complejidad en la elaboración y sobre todo la coherencia de la obra ejecutada con respecto a los conceptos, investigación, referencias y contexto planteados. La obra se entiende como resultado final de todo ello y que tenga coherencia entre sus partes marca en gran medida que se esté hablando de arte con mayúsculas o de otra cosa.

Innovación

A estos tres grandes fundamentales se añadiría el cuarto y más importante de todos: la innovación. Si se es el primero o de los primeros en plantear algo, la condición de arte de la obra será indiscutible, pero si se repite el tipo de trabajo de otro artista del pasado sin plantear nada nuevo, será difícil que la obra tenga un valor artístico elevado. La gente suele acordarse de Picasso, pero mucho menos de todos los cubistas que han ido llegando después y hoy día ni se considera arte a los que plantean una obra cubista sin más.

¿Por qué son importantes los fundamentales artísticos en la valoración artística?

Son las claves para que los comisarios y críticos de arte valoren positivamente a un artista y lo puedan incluir en exposiciones en centros de arte y museos, incluirlos en reseñas de prensa especializada o incluirlos en colecciones públicas de prestigio. Estos sellos son los que termina empleando el coleccionista experimentado para medir la calidad de los artistas (suena haber visto CV en la web de los artistas) antes de adquirirlos, con lo que la demanda está altamente influenciada por los sellos de validación que otorgan los comisarios artísticos. Por este motivo, resulta clave seguir sus criterios de valoración para realizar elecciones de valor contrastado y comprar una obra de arte de un artista u otro y al mismo tiempo tener las mejores garantías de que el artista evolucione favorablemente en el largo plazo en reputación artística y en valor.

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