Rehabilitar una vivienda para hacerla más sostenible no sólo supone una serie de ventajas en su habitabilidad y comodidad: al ahorro energético y a la revalorización del inmueble se suma ahora, además, la posibilidad de desgravar en el IRPF. El Gobierno español incorporará deducciones que llegarán hasta el 60% del coste de las obras para las casas que, una vez reformadas, sean energéticamente más eficientes. A tal efecto, destinará 450 millones de euros procedentes de fondos europeos.
Se prevén tres tipos de porcentajes de deducción según el alcance de la mejora energética: del 20%, del 40% y del 60%. Según Manuel Medina, Director Iberia de Iso-Chemie, una empresa con más de 40 años dedicada al sellado de edificios energéticamente eficientes y sostenibles, estas son algunas de las reformas que se pueden llevar a cabo para beneficiarse de los incentivos:
Deducción del 20% en el IRPF: para quienes reduzcan al menos un 7% la demanda de calefacción y refrigeración en vivienda.
Solo el hecho de cambiar las ventanas por unas de altas prestaciones aportaría una reducción de consumo energético de entre el 7% y el 10%. Sin embargo, como matiza Manuel Medina: “Hay que tener muy en cuenta que para conseguir los objetivos de reducción de energía es primordial una instalación correcta de esas ventanas, que garantice la hermeticidad, impermeabilidad y aislamiento. En nuestra experiencia, si no se hace sí, en el hueco de la unión entre la ventana y el resto de la fachada se puede escapar la mayor parte del ahorro que pretendemos conseguir con el cambio de ventana”.
Deducción del 40% en el IRPF: cuando la mejora energética de la vivienda suponga una reducción del 30% del consumo de energía primaria no renovable, mejora que deberá ser acreditada con certificado de eficiencia energética.
Si en la primera escala se hablaba de cambiar las ventanas para mejorar la hermeticidad y el aislamiento en los huecos de la fachada, el siguiente paso debería de ser la continuación de la mejora del aislamiento de las fachadas. “Se trata de implementar, en primer lugar, estrategias de rehabilitación pasivas para reducir los consumos de energía y no desperdiciar recursos energéticos”, explica Manuel Medina. En este punto se podría hablar de sistemas de aislamiento exteriores, aislamiento del interior de las cámaras, o aislamiento por el interior. “Estas medidas pasivas disminuirán extraordinariamente la necesidad de consumo de energía y mejorarán el rendimiento en las instalaciones sistemas de ventilación y recuperación de calor y los sistemas de calefacción y refrigeración cuando sean necesarios”.
Otra acción para optimizar los recursos energéticos sería cambiar equipos antiguos como calderas, aires acondicionados o sistemas de iluminación por otros más eficientes. También la instalación de sistemas domóticos que realicen una gestión más eficiente.
Por último, la instalación de fuentes de energías renovables ayudará a mejorar el consumo y funcionamiento de los sistemas de ventilación y recuperación de calor, agua caliente sanitaria e iluminación.
Deducción del 60% de la inversión en la rehabilitación: para edificios, principalmente residenciales, y construcciones unifamiliares que reduzcan un 30% el consumo de energía primaria no renovable o mejoren su clasificación energética a clase A o B, para lo que deberían de seguir, también, los pasos comentados en el punto anterior.
La clave del éxito: aislamiento y hermeticidadA la hora de mejorar la eficiencia energética en cualquiera de estos casos, Manuel Medina asegura que, al margen de cambiar las fuentes de energía y las instalaciones, es fundamental el control del consumo, algo que solo puede conseguirse con un correcto aislamiento que reduzca las pérdidas o ganancias de energía (frío en verano, y calor en invierno) de la vivienda.
“Un edificio eficiente debe ser un edificio con una buena hermeticidad y un buen aislamiento y esto se consigue garantizando las uniones entre todos los materiales que hay en una fachada. En el caso de las uniones entre ventana y hueco, las cintas expansivas multifuncionales son el producto ideal porque ofrecen en un solo paso y con un solo producto los tres niveles de sellado y aislamiento exigidos: resistencia a la intemperie (lluvia y viento), aislamiento térmico y acústico y hermeticidad en el interior. Además, el ciclo de vida de este material es de unos 70 años sin deteriorarse por lo que acompaña al de la ventana con todas sus prestaciones intactas”.