Delgado Zuleta es una de las empresas en activo más antiguas de España y la bodega más longeva del Marco de Jerez. Este año está cumpliendo su 280 aniversario, y con este motivo ya lanzó hace unos meses la manzanilla Carmen Viejo, 58, un homenaje a su casco de bodega fundacional. En esa dirección del Barrio Bajo de Sanlúcar, el fundador de la empresa, el cargador de Indias Francisco Gil de Ledesma mandó construir una casa-bodega en 1744, iniciando así la larga y destacada trayectoria de Delgado Zuleta.
Tras esta novedad, prácticamente ya agotada, la casa sanluqueña presenta The Original Sherry Company, una exclusiva colección de jereces singulares de alta gama. La primera edición de esta serie incluye un amontillado, un oloroso y un palo cortado en una caja de tres botellas como unidad de venta completa, de la que únicamente saldrán al mercado 1.500 unidades numeradas.
Este singular proyecto nació hace casi una década, cuando en Delgado Zuleta se decidió crear una colección apartada de vinos llevados al extremo de cada categoría. Se buscaba un perfil de vinos muy concreto, por ejemplo, para el amontillado los capataces intentaban localizar vinos especialmente punzantes, verticales y afilados; el oloroso se deseaba potente, profundo, complejo e intenso, mientras que se quería completar la serie con un palo cortado enigmático, místico y completo.
Desde la bodega puntualizan que este ha sido un proyecto concebido “al revés”. Según su director general, José Federico Carvajal, “hace diez años que estaba claro el concepto, incluso también el diseño, pero lo más curioso fue que cuando comenzó la búsqueda entre las más de 2.000 botas que se miman en Delgado Zuleta, ninguna tenía ese perfil que cumpliera con las expectativas”. Continúa Carvajal aclarando que “tocó entonces iniciar una labor de años de registrar, conducir y apartar botas, hasta por fin conducir los vinos hasta un nivel de excelencia y singularidad que representen la esencia y estuvieran a la altura de este singular proyecto”.
La presentación del proyecto está en consonancia con el nivel de los vinos. La unidad de venta es una caja indivisible de tres botellas, presididas cada una de ellas por un pictograma que representa conceptualmente cada vino. De esta manera, el amontillado se identifica con un cuchillo, el oloroso con una nariz con bigote y el palo cortado es una interrogación. La idea original y la dirección del proyecto ha corrido a cargo de la agencia de comunicación gastronómica Probando Probando, mientras que el diseño gráfico y packaging es obra del artista Hugo Zapata.
En cuanto a las características organolépticas de cada vino, José Antonio Sánchez Pazo, enólogo y director técnico de Delgado Zuleta, define el amontillado como “pura esencia de Sanlúcar. Un sabroso compendio de tres siglos haciendo vinos con alma y corazón. Con reminiscencias de la manzanilla que fue, pero maduro hasta alcanzar la plenitud. Es un amontillado color ámbar, con reflejos y ribete verdoso, en nariz es intenso, límpido y profundo, con aromas propios de la crianza biológica evolucionada y ciertas notas de cítricos y maderas nobles, mientras que en boca es seco, con un paso inicial fino, para dar lugar a un largo final en el que las notas oxidativas se hacen presentes”.
Por su parte, el oloroso es para su creador Sánchez Pazo, “la elegancia en forma de vino. Tiene un atractivo color que transcurre entre el ámbar y la caoba, con aromas cálidos, redondos, complejos y potentes, recordando a frutos secos como la nuez, notas tostadas y matices balsámicos que recuerdan la madera noble. En boca es sabroso, estructurado, potente, envolvente y con mucho cuerpo”.
Finalmente, el enólogo José Antonio Sánchez Pazo define este palo cortado como “un tesoro escondido. Una compleja secuencia que combina sabiduría con azar y tiempo con misterio. Tiene un color castaño oscuro, casi caoba, con toques dorados y brillantes. En nariz destaca la riqueza de matices con aromas a frutos secos, especias dulces, notas tostadas y torrefactas junto a toques balsámicos y salinos, mientras que en boca es seco, complejo, elegante, amplio y persistente”.
En esta selección de vinos ha tenido una aportación clave una escogida selección de botas recuperadas de cascos de bodega antiguos, de la época anterior al emplazamiento actual de Delgado Zuleta en el pago de la Dehesilla, en la salida de Sanlúcar hacia Chipiona. En el pasado siglo, la bodega tenía diseminadas múltiples naves de crianza tanto por el Barrio Alto como por el Bajo de Sanlúcar. En concreto, en The Original Sherry Company son protagonistas el amontillado Santiago y el oloroso Asesoría, pertenecientes a soleras recuperadas de estos cascos. Según Sánchez Pazo, estas botas contenían vinos “que por la propia dinámica de nuestra crianza iban mermando y estaban condenados a desaparecer, así que con este proyecto los hemos podido recuperar en nuestros 280 aniversario y darle el sitio que merecen como vinos de leyenda que son en la historia de Sanlúcar”.
Los tres vinos, que cuentan con una vejez media de 20 años, se han presentado en una cata a expertos y profesionales en Sevilla y ya están disponibles a la venta en la página web de la bodega y en su propio despacho.
Sobre Delgado Zuleta
Delgado Zuleta nace en 1744, lo que la convierte en una de las bodegas más antiguas del Marco de Jerez y de España. En 1918 toma el nombre artístico de una famosa bailaora, La Goya, para su principal manzanilla, y en 1987 se fusiona con la bodega Rodríguez La-Cave. Tiene el privilegio de ser proveedor de la Casa Real, y además de contar con botas firmadas por Alfonso XIII y Victoria Eugenia, los príncipes de Asturias eligieron su manzanilla para su enlace en 2004. En su porfolio de productos cuenta con diferentes gamas, como Zuleta y Monteagudo, donde conviven todo tipo de vinos tradicionales (manzanilla, amontillado, palo cortado, oloroso, cream, pedro ximénez y moscatel). Sus marcas más emblemáticas son las manzanillas Barbiana y La Goya y su amontillado VORS Quo Vadis. En los últimos años, se ha destacado por un intenso proceso de diversificación, con lanzamientos tan destacados como el vermú Goyesco y la gama Lola, de vinos tranquilos. En 2024 recibió la Insignia de Oro de la Ciudad de Sanlúcar como reconocimiento a su trayectoria.