Dislexia en las aulas; cómo la falta de adaptación impacta en la autoestima de los estudiantes

La dislexia es una de las dificultades de aprendizaje más comunes, pero también una de las menos comprendidas en el entorno educativo. Este trastorno afecta la capacidad de leer, escribir y procesar información escrita, dificultando que muchos estudiantes sigan el ritmo de sus compañeros. La falta de identificación temprana y de estrategias adecuadas puede llevar a que los jóvenes con dislexia se sientan incapaces, lo que impacta profundamente en su autoestima. Además, sin el conocimiento adecuado sobre los tipos de dislexia y la implementación de herramientas como las tipografías accesibles, los profesores enfrentan desafíos significativos para adaptar sus métodos de enseñanza a las necesidades de estos estudiantes.

Cómo la falta de adaptación afecta a los estudiantes con dislexia

Cuando los entornos educativos no son inclusivos, los estudiantes con dislexia se enfrentan a un doble desafío: las dificultades propias de la condición y las barreras impuestas por un sistema que no contempla sus necesidades. Esto puede generar frustración, ansiedad y una percepción equivocada de sus propias capacidades. Muchos terminan creyendo que son “inútiles” o que no tienen el talento necesario para destacar, cuando en realidad son víctimas de un sistema que no ha sabido responder adecuadamente a sus diferencias.

La falta de formación en dislexia entre los docentes es un problema recurrente. Muchos profesores no reconocen los signos de esta condición o no cuentan con las herramientas necesarias para modificar sus contenidos de manera inclusiva. Por ejemplo, el uso de materiales con tipografías estándar y un diseño visual poco accesible puede dificultar aún más la lectura y comprensión de los textos, intensificando las dificultades de los estudiantes.

Adaptar la enseñanza: clave para el éxito y la confianza

Para transformar esta realidad, es fundamental que los docentes comprendan los tipos de dislexia y cómo se manifiestan en el aula. Esto incluye dificultades fonológicas, problemas con el reconocimiento visual de palabras o una combinación de ambos. Reconocer estas diferencias permite desarrollar estrategias adaptadas, como el uso de herramientas multisensoriales, explicaciones visuales y materiales impresos o digitales diseñados específicamente para facilitar la lectura.

Entre las herramientas más efectivas se encuentran las tipografías accesibles, diseñadas para reducir la confusión visual y mejorar la fluidez lectora. Estas tipografías cuentan con un diseño especial, como espaciado más amplio entre letras y formas diferenciadas, que ayudan a las personas con dislexia a leer con mayor facilidad. Su implementación en materiales educativos, tanto físicos como digitales, puede marcar una gran diferencia en el rendimiento académico y la confianza de los estudiantes.

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