Según los expertos, un diagnóstico correcto y un tratamiento precoz son esenciales a la hora de prevenir y frenar la caída del cabello, ya que algunas de estas enfermedades autoinmunes pueden dar lugar a la pérdida total del pelo en fases avanzadas.
Los últimos datos e informes muestran cómo el COVID-19 ha disparado los casos de alopecia areata, una de las patologías autoinmunes relacionadas con la pérdida de cabello más conocidas.
Las enfermedades de origen autoinmune aún suponen un gran reto para los profesionales médicos
Se desconocen las causas exactas que las provocan, aunque sí se han identificado algunos factores de riesgo en los pacientes que las sufren: predisposición genética, el haber pasado por enfermedades infecciosas graves o incluso por períodos de estrés prolongados en el tiempo. Existen más de 80 patologías autoinmunes distintas que causan diversos síntomas o consecuencias, entre ellas la caída capilar, que puede llegar a ser irreversible en los casos más severos.
¿Cuáles de estos problemas inmunes pueden provocar la caída del cabello?, ¿se puede prevenir la caída si se ha diagnosticado una enfermedad autoinmune relacionada con la alopecia?, ¿cómo está influyendo la actual pandemia?, ¿qué tratamientos son los más efectivos?
Los profesionales dan respuesta a estas preguntas con la ayuda de Soledad Gómez, tricóloga de la clínica capilar en Madrid Capilárea, especializada en tratamientos contra caída del cabello y alopecias de origen autoinmune.
¿Las enfermedades autoinmunes van en aumento?
Hay datos que apuntan en esta dirección, como los del estudio de 2020 llevado a cabo por Frederick Miller, científico emérito del Environmental Autoimmunity Group de Estados Unidos, que pone de manifiesto el aumento significativo de este tipo trastornos. El informe parece demostrar que, en comparación con 25 años atrás, los adultos mayores tienen actualmente un 50 % más de posibilidades y riesgo de tener anticuerpos antinucleares en la sangre. Estos anticuerpos no indican directamente la presencia de una enfermedad antoinmune, pero sí podrían ser la primera señal de alguna irregularidad inmunitaria que podría conllevar una enfermedad posterior.
Las causas de este aumento de enfermedades autoinmunes no están claras, aunque sí se apunta a que el estilo de vida actual pueda tener algo que ver: el uso más sustancias químicas, una alimentación menos natural y más procesada que hace 25 años, una vida más sedentaria y también la forma en que el sistema inmunitario interactúa con la gran cantidad de agentes medioambientales irritantes y estresantes con los que se convive a diario. En resumen, el actual modelo de vida puede estar causando confusión en el sistema inmunitario, que en algunos casos reacciona de forma impredecible.
Cómo y por qué afectan al cabello
Es necesario aclarar que no todas las enfermedades autoinmunes llevan asociadas una caída capilar ni afectan por igual a todos los pacientes que las sufren. En algunos casos, resulta más o menos sencillo lidiar con ellas, como puede ser una psoriasis leve. En otros, en cambio, pueden llegar a ser realmente limitantes y peligrosas, como es el caso del Lupus Eritematoso Sistémico
(que, además de provocar la caída del cabello, puede derivar en enfermedades cardiovasculares, derrames cerebrales o erupciones desfigurantes).
“Las enfermedades autoinmunes que se asocian comúnmente a la pérdida de cabello y que más solemos ver en consulta son la alopecia areata, el lupus, el liquen, la alopecia frontal fibrosante, y algunos casos de psoriasis severa, que puede llegar a provocar la pérdida del pelo. Hay otras menos frecuentes, como la enfermedad de graves, de Crohn o la enfermedad de Hashimoto que también pueden afectar al cuero cabelludo y a los folículos. Sin duda, la alopecia areata es la enfermedad autoinmune relacionada con la caída capilar que más ha crecido en los últimos años, y la pandemia no ha ayudado…”, aclara la tricóloga de Capilárea Soledad Gómez.
Pero, ¿por qué se cae el cabello?
La mayoría de estas patologías autoinmunes que conllevan una pérdida capilar consiguen provocar una respuesta “errónea” del sistema inmunológico, obligando a los glóbulos blancos a atacar a las células sanas de los folículos pilosos del cuero cabelludo.
Como explica Soledad Gómez: “nuestro sistema inmunitario nos protege ante una gran cantidad de virus, bacterias y otros agentes infecciosos, atacándolos y eliminándolos. Es como un gran ejército que vela por nuestra salud continuamente. La gran incógnita que aún está por resolver es por qué, en este tipo de patologías autoinmunes, este gran ejército defensor se convierte en agresor y percibe a nuestros folículos pilosos como el enemigo a eliminar. Al ser atacados y estrangulados por los glóbulos blancos, los folículos se debilitan y se altera el ciclo capilar. El cabello pasa rápidamente a la fase telógena o de caída, suprimiendo a la anágena o de crecimiento. Y el cabello comienza a caer…”.
Una pérdida capilar que en algunos casos es irreversible
La alopecia areata es la más conocida de las enfermedades autoinmunes que provoca la caída del cabello y, en la mayoría de los casos, se trata de una caída temporal. El paciente suele presentar placas sin pelo, más o menos redondeadas, que suelen cursar con inflamación. Pero, pasados 3 o 4 meses, por lo general, el cabello vuelve a crecer.
“En los casos más severos, puede llegar a provocar la pérdida total del cabello, lo que se conoce como alopecia total, e incluso de todo el pelo y el vello corporal (areata universal), que es irreversible en muchos casos”, aclara Soledad Gómez.
Aunque no presenta un riesgo para la salud, si es cierto que es una de las enfermedades que más trastornos emocionales ocasionan, sobre todo a las mujeres, por el cambio brusco de imagen que provoca en poco tiempo. Además, como asegura la tricóloga de Capilárea, “suele presentarse de forma cíclica, por lo que es muy importante tratarla para controlar el brote una vez vuelva a manifestarse, ya que esto limitará su avance en muchos de los casos”.
Esta afecta a 1 de cada 100 personas en algún momento de su vida y, en la mayoría de los casos, se presenta por primera vez en personas jóvenes cercanas a los 20-25 años. Ya hay varios estudios que apuntan a que la pandemia por la COVID-19 ha disparado aún más los casos de alopecia areata, tanto en hombres como en mujeres.
“Los datos muestran que el 25 % de las personas que sufren COVID-19 persistente presentan caída del cabello, bien como Efluvio Telógeno (una caída difusa temporal) o como alopecia areata”, explica Soledad Gómez.
“Lo normal es que, pasados dos o tres meses desde la infección por COVID-19, se empiecen a notar los primeros síntomas: menos volumen, menos densidad y mayor caída. En el caso de la alopecia areata, el paciente empieza a presentar una o varias placas sin pelo y, previamente, puede notar inflamación, dolor y enrojecimiento de la zona. Lo que no está aún muy claro es, en el caso de la areata, si el COVID-19 funciona como desencadenante de aquellos casos con predisposición genética a desarrollar alopecia areata o si esta caída capilar está relacionada con algún otro factor desconocido o con el estrés que rodea a la COVID-19, en el caso de los pacientes que no cuentan con esta predisposición genética”.
Pero la alopecia areata no es la única enfermedad autoinmune a la que se enfrentan los médicos y expertos capilares. Otras, como el Lupus Eritematoso Sistémico o la Alopecia Frontal Fibrosante, pueden poner realmente en jaque a nuestra salud capilar y también a la imagen de la persona.
“Otra grave patología autoinmune que afecta al cabello, y de la que sabemos todavía muy poco, es la Alopecia Frontal Fibrosante”, asegura Gómez. “Se manifiesta en lo que conocemos como ‘la zona de la diadema’ o zona fronto-temporal, pudiendo también afectar al vello de otras partes del cuerpo, como las cejas o los brazos, etc.».
Se trata de una alopecia de tipo cicatricial irreversible, es decir, al ser atacados los folículos, la enfermedad produce un daño irreparable en el cuero cabelludo. Ese tejido no se puede recuperar, por lo que detectarla y tratarla a tiempo es clave para frenar la inflamación y evitar que siga avanzando.
“Afecta sobre todo a las mujeres tras la menopausia, aunque cada vez vemos más casos de este tipo de alopecia en mujeres más jóvenes, e incluso se ha llegado a dar también en hombres, aunque en ellos es menos frecuente”, aclara la tricóloga de Capilárea.
El Lupus Eritematoso Sistémico es otro gran reto para los profesionales. Nada menos que 5 millones de personas en el mundo sufren la enfermedad en algún grado. El 90 % son mujeres y la mayoría la desarrolla entre los 15 y los 44 años. Esta puede llegar a cambiar para siempre la vida del paciente que la sufre y, actualmente, aún no se conoce cura.
“En el caso del Lupus, la caída del cabello puede ser uno de los primeros síntomas visibles antes de que se diagnostique la enfermedad”, señala la tricóloga de Capilárea.
“Esta patología provoca la inflamación en el cuero cabelludo y hace que el cabello se vaya afinando en la línea del nacimiento, se vuelva frágil y se rompa con más facilidad. Es lo que se conoce como ‘cabello de lupus’. Por lo general, es una caída temporal y, si se aplica el tratamiento adecuado, el paciente puede recuperar su cabello pasado un tiempo. Pero, en los casos más severos y en aquellos que no han recibido tratamiento a tiempo, puede llegar a provocar lesiones redondeadas en el cuero cabelludo (lupus discoide), dañando a los folículos pilosos (que cicatrizan) y causando así una caída permanente del cabello, una alopecia irreversible. Por ello, ante una caída inusual, es clave acudir a un especialista capilar que nos ayude a diagnosticar y tratar a tiempo la enfermedad, evitando que avance y pueda convertirse en algo más grave”, añade.
¿Cuáles son los tratamientos capilares recomendados ante estas enfermedades autoinmunes?
“No se puede evitar su aparición, pero sí tratar en sus primeras fases para impedir que sigan avanzando y provocando un daño mayor en nuestro cuero cabelludo. No hay que olvidar que algunas pueden llegar a ser irreversibles. Lo que es esencial es que el tratamiento se adapte de acuerdo a la edad del paciente, extensión y tipología de la alopecia, para así obtener los mejores resultados. Es fundamental ser honesto con el paciente y explicarle claramente cuáles son los resultados a los que podemos aspirar, para no crear falsas expectativas”, aclara Soledad Gómez.
Los tratamientos para frenar la caída y estimular el crecimiento del cabello (en los casos en los que sea posible recuperarlo) dependerán del tipo de alopecia y patología. Para aquellas que causen inflamación, en una primera fase se recomienda el tratamiento con láser capilar infrarrojo, ya que es un potente antiinflamatorio que estimula la división celular fomentando la oxigenación y mejorando la circulación sanguínea. En una segunda fase, lo más recomendable es pasar a un tratamiento de bioestimulación capilar, para llevar al folículo piloso todas las sustancias necesarias para la formación del pelo.
“Existen diferentes tratamientos de Bioestimulación Capilar, lo importante es asesorarse bien antes de apostar por uno de ellos. Y en ningún caso optar por un injerto capilar. En el caso de los pacientes con caída capilar debida a una enfermedad autoinmune, el injerto no es la solución, ya que el cabello implantado volvería a caer, a no ser que se trate de una alopecia estabilizada, que no curse inflamación y siempre destinándolo a repoblar zonas pequeñas”, asegura Gómez.
Un tratamiento de plasma sanguíneo rico en plaquetas o la mesoterapia capilar combinada con PRP y Dutasterida (un potente antiandrógeno) pueden ser también tratamientos muy eficaces para mejorar la inflamación y regenerar el cuero cabelludo, promoviendo, además, la formación de nuevos vasos sanguíneos.
“En Capilárea, contamos también con una fórmula médica magistral exclusiva, Capilaxis. Además de incorporar con potentes fármacos como inhibidores de la 5-alfa-reductasa (responsable de la miniaturización del folículo piloso), receptores de la prostaglandina o antiandrógenos, esta fórmula puede incluir también Minoxidil, uno de los fármacos de acción tópica con mayor capacidad para actuar contra la caída del cabello, y de estimular las células del cuero cabelludo para reactivar el crecimiento de pelo nuevo”.
Para aquellos casos en los que no sea posible recuperar el cabello, existen otras soluciones muy eficaces y naturales, como los Sistemas de Integración Capilar, una solución inmediata e indefectible que se integra con el propio pelo del paciente.
“Son la solución idónea en casos de alopecias irreversibles o muy avanzadas, también para recuperar la densidad y el volumen perdidos o para pacientes que necesiten recuperar su imagen y verse bien antes de empezar a ver los resultados de su tratamiento”, concluye Soledad Gómez.
Ante una caída capilar inusual, lo más importante es actuar de inmediato y no esperar a que el problema desaparezca por si solo, porque puede agravarse en poco tiempo. Acudir a un especialista o clínica capilar ante los primeros indicios de que algo no va bien y solicitar un diagnóstico nos ayudará a descubrir si estamos o no ante un problema real de alopecia y a apostar por el tratamiento que más resultados y garantías nos ofrezca.
Sobre Capilárea
Clínica capilar en Madrid acreditada y especializada en soluciones y tratamientos médico-estéticos contra la alopecia y la caída del cabello. Su equipo está formado por profesionales y especialistas del sector capilar, con más de 30 años de experiencia en sus diferentes campos: dermatología, cirugía, tricología, endocrinología.
Un diagnóstico claro y honesto, los últimos avances en tecnología capilar y la firme convicción de ofrecer al paciente un asesoramiento y seguimiento cien por cien personalizado son las tres claves en las que los profesionales de Capilárea basan su trabajo, con el fin de encontrar juntos la mejor solución para los problemas de alopecia y caída del cabello.
Desde tratamientos capilares preventivos para mujeres y hombres (Unidad de Láser Capilar y
Bioestimulación a través de diversas técnicas como Capilaxis, BioDermia, Plasma Sanguíneo Rico en Plaquetas y Mesoterapias combinadas) hasta soluciones definitivas con cirugía (Injerto capilar) o sin cirugía (Sistemas de Integración Capilar, Pelucas estéticas y Unidad de Oncología).
En su objetivo por seguir creciendo y haciendo cada vez más accesibles sus servicios a sus pacientes, Capilárea acaba de abrir su segunda clínica capilar en Madrid, en la Calle Princesa, 61(semiesquina Marqués de Urquijo). Un nuevo centro que cuenta con un gran equipo de profesionales, especializados en tricología y salud capilar y con unas instalaciones que ofrecen el máximo confort y la más avanzada tecnología y equipamiento a sus pacientes. Honesta, profesional y comprometida con la salud y la autoestima de sus pacientes. Así es Capilárea.