Las intolerancias alimentarias, salvo excepciones mínimas, no son una enfermedad sino un síntoma de algún trastorno o enfermedad que, una vez se revierta, hará desparecer automáticamente la malabsorción del azúcar en cuestión, mal llamada intolerancia, según aclara el especialista Dr. Fernando Ruger Viarengo.
La visión médica y científica, pero funcional y de vanguardia de clínica UMEBIR, donde el Dr. es su director médico, hace que se obtengan las mayores tasas de éxito en este tipo de trastornos, debido a que, según indica el Dr. Fernando Ruger Viarengo, buscan el origen real del síntoma.
Tal como explica el Dr., la intolerancia en la mayoría de los casos es la punta del iceberg y lo que la mayoría de médicos y pacientes quieren resolver y tratar con bajas tasas de éxito, debido a que el problema está bajo esa punta que se ve.
Esta es la tarea de un médico formado en medicina funcional y actualizado en métodos de diagnóstico de vanguardia que permiten encontrar el motivo real de la dolencia o síntoma. Aunque en este caso se trate de una malabsorción o mal llamada intolerancia, un médico formado adecuadamente y con una visión funcional tiene la capacidad y el conocimiento para aplicar las intervenciones médicas nutrigenéticas y farmaconutritivas necesarias para revertir o curar el trastorno o enfermedad que está dando lugar al síntoma o a la punta visible del iceberg que es la intolerancia.
En ocasiones, es por ese motivo que se dice que en el 99 % de los casos es un síntoma, ya que también un trastorno genético puede generar intolerancia congénita, por ejemplo, a la fructosa. En este caso, si es una enfermedad y no un síntoma, como cuando existe intolerancia genética a la lactosa, donde no se trata de una enfermedad, sino de una desprogramación genética de la posibilidad de producir la enzima lactasa. En estos casos, no es un síntoma, pero el 99 % de los casos las intolerancias son síntomas de una enfermedad o trastorno que el médico debe descubrir y curar o revertir para que, de forma espontánea, desaparezcan las intolerancias alimentarias.
Según cuenta el Dr. Fernando Ruger Viarengo, cada día se ven en las consultas pacientes con dietas restrictivas con el fin de mejorar las intolerancias indicadas por grupos de Facebok o pseudogurús de estos grupos o incluso médicos o nutricionistas no formados, que no hacen más que empeorar las circunstancias, ya que el paciente inicia estos procesos restrictivos sin los cuidados y suplementaciones necesarias, llevando a disbiosis severas por hipodiversidad que empeoran las intolerancias
Estos pacientes inician el proceso tolerando 20 alimentos y después de meses termina tolerando 3, una consecuencia producida por el propio tratamiento inefectivo y mal indicado que genera una disbiosis por hipodiversidad. Esto significa que se han perdido especies de la microbiota, a veces irrecuperables, que generan mayores intolerancias alimentarias que las originales del propio paciente.
Según palabras de Dr. Fernando Ruger Viarengo, director médico de UMEBIR y presidente de la Sociedad Española de Medicina Funcional y Nutrición de precisión SEMEFNUP, se intenta trabajar día a día desde la formación de profesionales interesados en mejorar sus técnicas diagnósticas y estrategias terapéuticas para poder llegar cada dia a más pacientes y de mejor forma, intentando mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Por eso, un consejo del Dr. Fernando Ruger Viarengo es acudir a centros y médicos especializados cuanto antes para mejorar las tasas de éxito terapéutico, que es cuando se dispone de la mayoría de herramientas diagnósticas y terapéuticas para hacer frente al trastorno y mejorar cuanto antes la vida de los pacientes que sufren este tipo de trastornos.