La gran simuladora: el sobrecrecimeinto de cándida, levaduras u hongos de otras especies en el intestino delgado o el intestino grueso
Estos hongos suelen tener una vida bifásica en forma de levaduras con forma cocoide o en forma de pseudohifas o hifas. Esta forma es la que les permite realizar invasión intracelular, ya que se dota de sus mecanismos de desplazamiento como de mecanismos biológicos de sustento.
En ambas modalidades causan síntomas y trastornos múltiples y muy variados. Su forma de vida habitual es incluida en biofilms, una especie de laberintos de mucopolisacáridos donde disponen de alimento y se protegen de riesgos como los antifúngicos.
La vida dentro del intestino es una constante competitividad geográfica entre las especies habitantes habituales. Los patobiontes u oportunistas son aquellos que ante ciertas condiciones pueden generar sobrecrecimeintos. Esta competitividad también tiene que ver con la disponibilidad de nutrientes para su supervivencia. Aunque en el caso de la cándida el alimento preferido es la glucosa, dispone de una maquinaria enzimática para poder alimentarse de casi todo (alcohol, proteínas, etc.), por lo que es de vital importancia este conocimiento para poder realizar el abordaje terapéutico personalizado y de precisión
Los síntomas son múltiples y variados y pueden ser digestivos y extradigestivos. A nivel digestivo puede generar acidez, reflujo, distensión abdominal, ruidos abdominales, dolor abdominal, diarreas o estreñimientos o síndromes mixtos, gases, eructos, digestiones pesadas o sensación constante de plenitud gástrica. A nivel extradigestivo se pueden evidenciar cefaleas, neblina mental, pérdida de memoria, dificultad para concentrarse, pitidos en los oídos, visión borrosa, picores en los oídos y nariz, legua blanca, picores corporales, dermatitis en varias zonas del cuerpo, ansiedad, depresión, nerviosismo, retención de líquidos, dolores articulares, dolores musculares, fatiga crónica, cansancio inexplicable y dificultad para perder o coger peso.
El tratamiento de la candidiasis intestinal crónica no es complejo al lado de la dificultad que existe en su diagnóstico. Lo mejor que puede pasar es obtenerla por cultivo o secuenciación. En el primer caso aún mejor porque se puede pedir el antifungigrama, es decir, qué antifúngicos se pueden utilizar al cual este microorganismo demuestra sensibilidad. El tratamiento consiste en un tratamiento dietético estricto, con la administración de una combinación de antifúngicos farmacológicos y herbales. El protocolo en UMEBIR con el que tienen mucho éxito terapéutico está dividido en fases de reintroducción de hidratos y fases de antifúngicos combinados con valoraciones analíticas de la evolución cada 3 meses. Los tratamientos suelen durar entre 12 y 30 meses para dejar el intestino limpio, restaurar la barrera y la permeabilidad adecuada, y realizar el resembrado equilibrado para fortalecer esa competitividad geográfica y restablecer la actividad equilibrada de la inmunidad evitando recaídas.