SESMI trabaja en el desarrollo de tratamientos complementarios que ayuden a aliviar algunos de los efectos secundarios más frecuentes en pacientes oncológicos, como las náuseas y los vómitos derivados de la quimioterapia. Desde una mirada integradora que combina la evidencia científica con técnicas naturales y de apoyo emocional, SESMI propone herramientas para mejorar el bienestar físico y mental durante el proceso terapéutico.
Entre las estrategias destacadas se encuentran el uso de aceites esenciales —como el jengibre o el limón— que pueden aplicarse en las muñecas o inhalarse para disminuir el malestar, así como la utilización de infusiones o preparados fríos de jengibre, recomendados por sus propiedades digestivas y calmantes. También se fomentan prácticas como la respiración profunda, la alimentación adaptada (preferiblemente en ambientes ventilados y con alimentos a temperatura ambiente) y el uso de técnicas de relajación visual y auditiva.
Otro recurso que cobra especial protagonismo es la terapia con Flores de Bach, empleada como complemento emocional para tratar el miedo, la ansiedad anticipatoria o la dificultad de adaptación al tratamiento. Esencias como Rescue Remedy, Mimulus o Walnut pueden ser de utilidad en estos casos, siempre desde un enfoque integrador y respetuoso. Además, se contemplan prácticas complementarias como la digitopuntura o el uso de gelatinas y helados suaves como forma de hidratación y alivio digestivo en pacientes con escasa tolerancia a los sólidos.
Estas propuestas no sustituyen el tratamiento médico convencional, pero pueden hacerlo más llevadero y humano, contribuyendo a mejorar la calidad de vida del paciente. La combinación de terapias físicas y emocionales permite un acompañamiento más completo, donde se atiende no solo al cuerpo, sino también al estado emocional que acompaña a la enfermedad.