Encinas; claves para conservar ejemplares sanos que lleguen a centenarios

Las encinas son árboles emblemáticos en muchos paisajes ibéricos y mediterráneos, reconocidos por su longevidad, resistencia y valor ecológico. 

Aunque no requieren grandes mantenimientos, para mantener su vigor y asegurar que sigan siendo un legado natural durante generaciones, es esencial realizar una limpieza y poda adecuadas. 

Pero, sin lugar a dudas, es una función que debería dejarse a expertos para garantizar que el ejemplar no sufra y se haga de forma correcta.

¿Qué beneficios tiene una poda profesional?

Tal como explican desde Rogotex, la poda y limpieza de encinas no solo es un acto de mantenimiento estético, sino también una herramienta esencial.

Ayuda a promover la salud del árbol, eliminando ramas enfermas, que estén secas o que estén dañadas y que puedan haber sido afectadas por hongos o plagas.

Esto facilita su ventilación y la entrada de luz al interior de la copa, lo que garantiza reducir la humedad y un crecimiento equilibrado al conseguir que las ramas más pesadas se quiebren, fomentando, de paso, el crecimiento de nuevas ramas fuertes y saludables.

“Retirar las ramas débiles o mal orientadas disminuye el peligro de caídas, importante sobre todo en zonas urbanas o cercanas a construcciones” explican desde esta empresa de servicios agrícolas y de construcción.

Pero la razón más importante es que, un mantenimiento regular, contribuye a que las encinas alcancen su máximo potencial de longevidad, superando incluso varios siglos.

El contar con expertos garantizará tres cosas:

Realizar cortes precisos que favorezcan la regeneración.

Identificar signos de enfermedades o infestaciones tempranas.

Trabajar de manera segura en árboles grandes y con copas extensas.

Planificando la poda en su mejor época – otoño e invierno – minimizará el estrés del árbol, aunque hay que pensar que no es una operación anual, sino que bastará con acometer la poda cada lustro.

La poda debe ser ligera y solo en lo necesario, sin comprometer la capacidad de cada ejemplar de fotosintetizar y defenderse de las plagas.

Pese a que la poda se recomienda cada cinco años, un mantenimiento de limpieza constante para retirar ramas quebradas, sí es recomendable.

Cuando estos trabajos son realizados por profesionales capacitados, los beneficios se reflejan no solo en la belleza y el vigor del árbol, sino también en la preservación de un patrimonio natural invaluable de valor, además, histórico.

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