En los últimos tiempos se han alzado en nuestro país voces en contra de las plantas de generación de energías renovables en el entorno rural. Voces que hablan del nefasto impacto visual para el paisaje o de la transformación del campo por culpa, especialmente, de los parques eólicos y fotovoltaicos. Estos sectores críticos (algunos agricultores y vecinos del medio rural, grupos de ecologistas y conservacionistas) se oponen al desarrollo de las energías limpias no porque sean malas o innecesarias, sino porque no quieren que afecte a su entorno. En realidad, en opinión de Rolwind, esta nueva sensibilidad lo único que consigue es poner nuevas trabas a la implementación de una energía limpia, libre, sostenible y renovable en todos los ámbitos. Un importante retroceso en la lucha contra el cambio climático.
Pero lo cierto es que el ser humano, desde el principio de los tiempos, ha modificado el paisaje del planeta para adaptarlo a sus necesidades. La agricultura extensiva, las ciudades, las fábricas, los pantanos, las autovías, las torres eléctricas, etc. El mundo cambia constantemente en pro de la civilización y el progreso. Y no solo se ha modificado la cara del planeta, también ha cambiado su salud, a peor, consecuencia directa de ese progreso.
Sin embargo, de toda esa gigantesca huella humana en la naturaleza es, precisamente, el uso de las energías limpias la menos perjudicial. Y sin duda, la más beneficiosa y necesaria. Así lo entiende la empresa española Rolwind y lo defiende con argumentos contundentes. En primer lugar, lo que proponen las renovables es sustituir una extensión yerma o con un cultivo poco productivo en un área capaz de generar energías limpias con un mínimo impacto medioambiental. En segundo lugar, las leyes son muy estrictas en esos términos y no consienten ninguna alteración de áreas protegidas, ya sea por razones de biodiversidad o por el alto valor natural o turístico del paisaje; son necesarios exhaustivos estudios y trámites extremadamente rigurosos. En tercer lugar, los beneficios que aportan los parques eólicos y fotovoltaicos al mundo rural son incuestionables: para el propio medio ambiente y para la economía local (como fuente de empleo, de repoblación y de ingresos).
Otro argumento que resalta Rolwind es la reciente tendencia de combinar las plantas de producción de energías renovables con actividades típicamente rurales, como la apicultura o el pastoreo. Una armonización de la que se benefician ambas partes, pues el ganado obtiene pasto fresco para alimentarse y al mismo tiempo se mantiene la vegetación para que no interfiera en la producción de energía. La clave es precisamente buscar el equilibrio, la armonía. Tratando de no perjudicar el patrimonio natural pero tampoco obstruyendo el camino de la transición energética, ahora que se tiene tanto avanzado.
Para Rolwind, por tanto, la implantación de renovables no debe verse como una invasión de los espacios sino como una evolución lógica, tecnológica y ecológica del entorno en el que vive y progresa el ser humano. Es una cuestión de sentido común y un acto de responsabilidad con el futuro.
Enviado por Sheridan Comunicación