La morosidad es uno de los principales problemas de las empresas. Cuando el deudor está en el extranjero, el problema se puede agravar y los costes y el tiempo de la recuperación de esa deuda pueden aumentar.
Muchas veces se dan de baja los créditos por desconocimiento de la mejor manera de reclamar una deuda en el extranjero.
No obstante, hay organizaciones y sistemas creados precisamente para esto, solo hay que conocerlos para poder gestionar con éxito el cobro de una deuda internacional.
Existe la opción de externalizar de forma integral la gestión de cualquier cartera de morosidad o crédito particular a un despacho de abogados especializado o en una agencia internacional de recuperación de deuda.
Las agencias internacionales de recuperación de deudas son empresas especializadas en ayudar a los acreedores a recuperar deudas pendientes de clientes que se encuentran en diferentes países. Estas agencias tienen experiencia en navegar por las complejidades legales, culturales y lingüísticas de diferentes jurisdicciones internacionales.
Gimenez-Salinas Abogados es un despacho de abogados español que es el socio exclusivo en España de la red Sekundi Debt Recovery, una red profesional internacional de agencias y despachos de abogados especializados en recuperación de deuda que actúa a nivel internacional, formada por más de 500 profesionales que gestionan más de 24.000 casos al año, para más de 8.000 clientes situados en todo el mundo.
Gimenez-Salinas Abogados y Sekundi garantizan una óptima gestión de las reclamaciones a nivel local, con soporte técnico y humano específico para cada país. Con la habilidad requerida y los medios adecuados para actuar de manera rápida y efectiva.
Gimenez-Salinas garantiza en el procedimiento de cobro de sus deudas, ya sea de forma judicial o extrajudicial, el cuidando y respeto de la relación entre el cliente y el eventual deudor.
Los socios comerciales de las organizaciones como Sekundi están familiarizados con los sistemas legales y las particularidades de cada país. Por este motivo, diseñan la mejor estrategia para garantizar la correcta recuperación del crédito en cada país, manteniendo un único interlocutor con el cliente y una sola tarifa a éxito, en forma de porcentaje sobre los importes recuperados.
El proceso de recobro es sencillo, rápido y efectivo, y se divide en dos fases, la amistosa o extrajudicial, y la judicial.
Una vez se tiene la documentación que acredite su crédito (facturas, contrato, orden de compra, albaranes, pronunciamientos judiciales dictados por juzgados españoles, etc.) se inicia una fase previa de investigación para verificar la información proporcionada y para obtener una imagen más completa de la situación financiera y ubicación del deudor. Esto puede implicar la búsqueda de activos, historial crediticio y cualquier detalle que ayude a determinar la viabilidad de recuperar la deuda.
Posteriormente, se inicia la primera fase (extrajudicial) y se detectan los motivos que han ocasionado el impago, así como su solvencia y la capacidad real de recuperación de la deuda, iniciando un proceso de negociación, que en la mayoría de las ocasiones es exitoso.
Si no hay éxito, se procede a analizar la viabilidad de la reclamación judicial contra el deudor, previo análisis de su solvencia, con la finalidad de obtener un pronunciamiento judicial que permita ejecutar bienes o cerrar un acuerdo.