Recientemente, se han cumplido 4 años de la pandemia que sacudió el mundo. Cuando comenzó marzo de 2020, pocas familias podían imaginar el efecto que el COVID-19 tendría en su experiencia en la escuela, el trabajo y la vida. Bajo el supuesto de que todo volvería a la normalidad en unas semanas, muchos se alegraron de intentar trabajar a distancia, socializar a través de Zoom y aprender en casa. Incluso las familias que ya educaban en casa estaban dispuestas a soportar, durante un tiempo, lo que consideraban «educación aislada», que no es lo mismo que “educación en casa”.
El virus puso en tela de juicio casi todos los aspectos de la vida y el aprendizaje. Muchos educadores cuestionaron y reconsideraron las prácticas escolares tradicionales.
Un impulso para la experimentación
Como afirmó Yong Zhao, profesor de educación de la Universidad de Kansas, «la pandemia ha convertido la escolarización en un experimento universal a gran escala. Los sistemas educativos, las escuelas y las aulas han tenido que poner fin a muchas prácticas antiguas e inventar otras nuevas».
Aunque la pandemia en su conjunto tuvo efectos negativos en el aprendizaje, también fue una oportunidad para el cambio positivo. La agitación global en la educación puso a prueba ideas básicas sobre la instrucción, la educación presencial, los exámenes, el papel de la tecnología y las conexiones humanas.
De hecho, numerosos informes y artículos durante la pandemia mostraron que muchas escuelas tradicionales cambiaron necesariamente hacia algún tipo de reforma: alejarse de las aulas centradas en el profesor, utilizar la tecnología para mantener las conexiones durante el aprendizaje a distancia, ampliar el plan de estudios para permitir y fomentar los intereses de los alumnos, suavizar los requisitos de los deberes y descartar los exámenes estandarizados.
La pregunta es: ¿se mantuvieron esos cambios tras la crisis? Tristemente no fue así. La mayoría de las escuelas eventualmente regresaron a sus prácticas habituales. Pero sí hubo un movimiento de familias que, cuando sus ojos fueron abiertos a otra realidad, optaron por tomar decisiones educativas diferentes.
Sin embargo, en medio de toda esa confusión y experimentación, Clonlara School, una escuela que promueve el aprendizaje personalizado y autodirigido, mantuvo intacto su enfoque educativo.
El futuro de la educación se parece mucho a Clonlara School
El profesor Zhao animó a los educadores a aprovechar la oportunidad única que brindó la pandemia para examinar las «operaciones tradicionales» planteándose varias preguntas fundamentales:
¿Todos los alumnos deben seguir el mismo plan de estudios?
¿Todos los alumnos de la misma edad deben recibir los mismos contenidos?
¿Todos los alumnos tienen que estar en la misma aula cinco días a la semana?
¿Todos los alumnos deben recibir clases de profesores locales?
¿Todos los alumnos deben realizar los mismos exámenes?
Aunque estas preguntas son de crucial importancia hoy en día, Pat Montgomery respondió «¡No!«, a ellas cuando fundó Clonlara School hace más de 55 años, sentando una base sólida que ha permanecido inquebrantable a través de las pruebas del tiempo, las tendencias pasajeras e incluso los problemas pandémicos de hoy en día.
Durante más de 50 años, los estudiantes de Clonlara han seguido sus intereses dentro y fuera de las aulas. Han aprendido en casa, en sus comunidades locales y en todo el mundo. Han disfrutado de la orientación de profesores y asesores, padres y compañeros, mentores y entrenadores. Siempre han enseñado a los estudiantes la importancia de la autorreflexión y la evaluación, ayudándoles a interiorizar su enfoque de Círculo Completo de Aprendizaje, respaldado por la investigación, a medida que se embarcan en sus propios viajes de aprendizaje.
El poder del aprendizaje personalizado y autodirigido
Desde hace más de 5 décadas Clonlara School provee para los estudiantes un entorno educativo en el que pueden aprender de manera personalizada y autodirigida. Tanto en su propio hogar como en centros asociados, los estudiantes de Clonlara disfrutan de libertad para diseñar su propio plan educativo. Un que se adapte a sus propias necesidades, intereses y planes de futuro. Y lo hacen con el acompañamiento y apoyo de un asesor pedagógico.
El aprendizaje personalizado es un planteamiento educativo muy orientado al estudiante, que respeta su ritmo y sus capacidades e intereses individuales. Los estudiantes pueden afrontar mejor los retos del aprendizaje sustituyendo las dificultades iniciales por algo que les resulte accesible. También pueden seleccionar los recursos y encontrar los materiales que mejor se adapten a su situación actual. Esto refuerza su competencia y confianza, y crea motivación. Su aprendizaje se armoniza con sus necesidades.
El aprendizaje personalizado es flexible. Los estudiantes pueden avanzar rápidamente por la información que comprenden con facilidad, o pueden ir más despacio para asegurarse de que dedican suficiente tiempo a los conceptos y materiales más difíciles.
Aunque el aprendizaje personalizado puede parecer caótico desde fuera por su naturaleza orgánica, en realidad saca lo mejor de cada estudiante. Dirigiendo sus propios estudios de forma adecuada, los alumnos pueden crecer rápidamente y establecer hábitos de desarrollo saludables para alcanzar un rendimiento óptimo.
El resultado de esta forma de aprender es un joven creativo, motivado, con capacidad de autogestión, locuaz, comunicativo, orientado a soluciones y emprendedor. Un aprendiz de por vida.
Se viven tiempos inciertos en muchos ámbitos cotidianos, incluida la educación. Pero Clonlara ha permanecido fiel a su filosofía educativa, apoyada por la investigación reciente, durante 56 años. Y así continuará, proporcionando apoyo altamente personalizado a sus estudiantes y familias en cada rincón del mundo.