La inflación acumulada al finalizar el año 2022 era del 5,7 %. Además, a la subida de los precios de productos y servicios se suma el aumento de los tipos de interés, cuya última subida ha sido del 0,5 %. Por eso, aunque todos lo noten, quienes más están sufriendo los efectos de la inflación son los titulares de hipotecas variables. En algunos casos, están llegando a pagar hasta 200 euros más al mes por sus créditos.
En este contexto inflacionista, a nadie le extraña que recurrir a las tarjetas de crédito esté siendo una salida para muchos. A continuación, se analiza la actual situación de la mano de los expertos de Sello Legal Abogados.
Se acelera el aumento del gasto mediante tarjetas revolving
Las tarjetas revolving son tarjetas de crédito que permiten a los consumidores el aplazamiento de sus pagos y también su fraccionamiento. El mecanismo no es simple y entraña graves riesgos: el usuario de estas tarjetas puede realizar compras sin tener que pagar en el momento, a cambio de abonar a la entidad una cuota fija todos los meses.
El problema es que dentro de esa cuota se esconden normalmente unos altos intereses. De hecho, en la mayoría de los casos superan el 18 %, frente al 6 o el 7 % de interés que suelen tener los créditos al consumo.
Sin embargo, a pesar de su coste y del alto riesgo de sobreendeudamiento que conllevan, las tarjetas revolving siguen siendo muy populares y están experimentando ahora un alza importante. En concreto, su crecimiento interanual se encuentra en el 19 %, y el importe de esta clase de operaciones llegó en agosto (último mes del que se tienen datos) a los 11.604 millones de euros.
Los altos intereses siguen siendo un riesgo
Tal y como explica Íñigo Serrano, de Sello Legal Abogados, ya no es habitual que los créditos revolving superen el 22 % de interés, desde que el Supremo determinó en 2020 que una cantidad superior se consideraría usura. Por eso, muchas entidades están ofreciendo acuerdos a sus clientes que los expertos aconsejan no firmar, al menos sin el adecuado asesoramiento legal.
El motivo es que están ofreciendo devoluciones parciales de los intereses pagados de más, mientras que, en los casos que llegan a los tribunales, se está dictando la nulidad del contrato y la devolución total de los intereses pagados de más.
Precisamente este alto interés que acompaña a las tarjetas revolving es el que a veces impide a los clientes afrontar su deuda.
La respuesta de la banca ante estos impagos suele ser siempre la misma: la venta de sucesivas carteras de préstamos impagados. Así, evitan de forma sencilla los problemas derivados de los impagos de sus clientes, que alcanzaron su pico más alto en la primavera pasada, llegando al 7 %, una cifra máxima desde 2016.
Sin duda, con la mayor contratación de créditos revolving se está ante una buena noticia para los bancos, que incrementan así su negocio, pero también ante un grave signo de preocupación al que conviene que se continúe prestando atención.