La instalación de desfibriladores en las comunidades de propietarios se ha convertido en una medida crucial para garantizar la seguridad y bienestar de los residentes.
Estos dispositivos son fundamentales en situaciones repentinas y de emergencia, ya que pueden salvar vidas al proporcionar una descarga eléctrica que restablece el ritmo cardíaco normal.
Contar con estos elementos médicos aumenta significativamente las posibilidades de supervivencia. Por lo tanto, invertir en ellos es una decisión prudente y responsable. Los interesados en instalar un espacio cardioprotegido en su lugar de residencia pueden optar por ayuda especializada como la que pone a disposición la empresa Radicansa, la cual tiene sedes en Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas de Gran Canaria, aunque envían e instalan equipos en toda España.
La importancia de tener desfibriladores en las comunidades de propietarios
Cuando el corazón deja de latir de forma repentina se puede decir que ha ocurrido un paro cardíaco. A nivel mundial, es significativo el número de personas que mueren por esta causa. La razón es que dicho problema es una emergencia médica que requiere ser atendida de forma inmediata, preferiblemente antes de los primeros cinco minutos.
Los individuos con un paro cardíaco pueden sentir que les falta el aire o perder el conocimiento. Quienes estén a su alrededor deben actuar rápidamente, ya que los pacientes necesitan una reanimación cardiopulmonar y recibir unas descargas eléctricas en el corazón, las cuales se hacen con el desfibrilador.
Muchos de los casos fatales ocurren porque cuando se traslada a los afectados a un centro médico, el trayecto es muy largo, por lo que es demasiado tarde para una esperanza de vida. Por ese motivo, tener en la comunidad un punto cardioprotegido resulta esencial. Dichos espacios cuentan con todas las herramientas necesarias para asistir a un ser humano que esté sufriendo de una parada cardiorespiratoria.
¿Qué puede hacer Radicansa?
Desde Radicansa se ocupan de instalar estos puntos especiales garantizando seguridad y máximos estándares de calidad. El primer paso que da la empresa es estudiar los espacios con el objetivo de que el área cardioprotegida sea visible.
Luego, los profesionales de la compañía instalan los equipos y hacen la puesta en marcha de los mismos. Además, periódicamente les hacen un mantenimiento preventivo para cerciorarse de que los desfibriladores funcionen bien. A la par, pueden impartir cursos homologados de salvamento y emergencias con clases prácticas y simulacros.
La empresa ofrece facilidades de pago y hasta financiamiento del equipamiento, dependiendo del caso. Las comunidades de propietarios que deseen un presupuesto pueden solicitarlo en línea entrando en la web de Radicansa, radicansa.com
En conclusión, tener una cabina con un desfibrilador en una comunidad es algo muy importante a lo que se le debe dar prioridad. Con un espacio cardioprotegido se puede asistir de forma oportuna a los vecinos que sean víctimas de un inesperado paro cardíaco.