Las emociones tienen mucho más poder de lo que comúnmente cree la sociedad. Aunque a algunos les pueda parecer imposible, funcionan como una especie de brújula en la vida de cada individuo, pudiendo guiar al éxito e incluso, en determinadas ocasiones, a la perdición total.
En una sociedad cada vez más emocional, la emoción lo es todo. De hecho, los estudios de neurociencia afirman que mantener durante solo un minuto pensamientos negativos puede llegar a descompensar el cuerpo por más de 6 horas, siendo total el nivel de agotamiento cuando uno está consumido a menudo por emociones tóxicas. Las personas sufren y más en estos momentos, de grandes montañas rusas emocionales, exactamente como ocurre con el llamado “síndrome del trader”, aquellos que invierten en bolsa, que suben y bajan en un minuto sus emociones. Sin embargo, tal y como afirma el reconocido asesor, estratega y coach directivo Fabio Gallego, saber dominar los estados emocionales se ha convertido en una necesidad. No es de extrañar que la productividad empresarial y personal dependa de las emociones que alguien esté experimentando. Por eso, el experto propone y recomienda la necesidad de un entrenamiento mental sistemático que permita aprender a controlar dichos pensamientos negativos y emociones tóxicas que frenan a las personas momento a momento. Gallego sostiene que desarrollar emociones de alto rendimiento para épocas de caos permite al ser humano enfrentar los problemas con mayor fortaleza. La mente hace lo que cree que la persona quiere y cada uno tiene la capacidad de reprogramarla, si se da la oportunidad y sabe cómo hacerlo.
Entrenar la mente para lograr el bienestar y el éxito
La manera en la que el ser humano controla las emociones a menudo determina el resultado de sus planes, proyectos y ambiciones. Por ejemplo, las personas toman decisiones constantemente, así que uno se puede preguntar qué tanto podría conseguir tomando decisiones impulsivas, o bajo emociones como la tristeza, la ira o la desesperación. Es muy probable que el resultado sea cuando menos contraproducente.
Aunque enseñar a la mente a concentrarse y mantener la estabilidad en momentos de presión es complicado, no resulta imposible. Fabio Gallego se ha dedicado a estudiar y a entrenar miles de personas durante décadas con el objetivo de: tener dominio sobre sí mismo, habilidades para funcionar en ambientes desestructurados, estrategias de autocontrol y disciplina mental/emocional, inteligencia emocional para conseguir adaptación rápida a ambientes que cambian continuamente, manejo del estrés y otras áreas propias de la inteligencia emocional que estimulan a las personas a perseguir sus mejores estados emocionales a voluntad. Gallego ha concluido que la creación de una buena estrategia junto a la creatividad, aplicadas correctamente, son capaces de fortalecer la mente como una herramienta compleja capaz de ser dirigida con precisión. A lo largo de su carrera, Gallego ha publicado más de 10 libros dedicados a asesorar y dar consejos tanto para el bienestar (desarrollo personal) así como para triunfar personal y profesionalmente.
Conseguir el éxito gracias a Fabio Gallego
Durante más de 30 años, Gallego se ha dedicado a asesorar y aconsejar a personas y empresas de todo el mundo. Su especialidad es detectar sus debilidades emocionales y hacerles notar cómo sacar su mejor versión y su mejor estado anímico, logrando una preparación para conquistar la mente y por ello el éxito que buscan.
Es posible contratar mentorías personalizadas con Fabio Gallego y su equipo. En su página web hay un apartado exclusivamente dedicado a detallar los servicios que ofrecen, los cuales son bastante completos: un coaching estratégico directivo para ayudar a las personas a autoconocerse, sesiones de consultoría e incluso formaciones integrales personalizadas.
Hoy en día, hay muy pocos factores que impidan a cualquier persona alcanzar sus metas. El pensamiento estratégico es una clave necesaria para trazar un camino lleno de éxito, y es posible alcanzarlo con inteligencia emocional y mucha determinación y estrategia.