Los casinos y casas de apuestas, así como las apuestas deportivas y todo tipo de loterías han sido reguladas por las leyes de los diferentes países dentro de sus territorios durante muchísimos años sin demasiada dificultad. Aunque la clandestinidad siempre ha estado presente en todo tipo de negocios, no solo en el del juego, esta era relativamente fácil de localizar y perseguir en el mundo analógico.
Con la llegada del mundo virtual todo ha cambiado. Internet traspasa fronteras, para bien y para mal, y eso es algo a lo que tanto las grandes corporaciones han tenido que adaptarse, y también deben hacerlo los estados, si desean poder seguir estableciendo unas reglas que beneficien a su ciudadanía. En lo que al juego online se refiere, admitir que no es posible poner puertas al campo y estudiar muy bien en qué términos es posible regular el juego online, así como lograr los mejores acuerdos con otros estados y con las mayores plataformas de juego, es el mejor modo de regular los casinos online y todo tipo de apuestas online.
En estos momentos se pueden encontrar aún grandes diferencias entre países a la hora de jugar online. Mientras que en la mayoría de países de Oriente Medio el juego está prohibido, Australia es un país muy abierto a este tipo de juegos. En Europa se permite, pero con una fuerte regulación, diferente en cada país, y en EEUU se pueden encontrar leyes diferentes en cada estado… Todo ello hace que muchos opten por ‘saltarse’ algunas de estas prohibiciones a través de VPNs y algunas otras tácticas, que pueden terminar reduciendo también su propia seguridad. Por ese motivo es tan importante que los estados se impliquen en una legislación mucho más coherente con la realidad actual.
Los juegos de casino como la ruleta online, o el blackjack online tienen una demanda que crece cada día. A ello hay que sumarle que en los países latinos el fútbol y apuestas online mueven muchísimo dinero, por lo que no es de extrañar que en países como Colombia se diga que está financiando la salud pública. En Brasil ‘futebol e apostas online’ es ya casi una religión.
Exigir a los gobiernos una regulación del juego online que proteja a los jugadores al tiempo que les permita jugar de forma segura desde sus hogares y que facilite a todo el mundo el cumplimiento de sus obligaciones fiscales de un modo justo y equitativo es lo más sensato en un momento en que las fronteras se desdibujan y en que hace falta tener una gran capacidad para ver a dónde puede llegar el juego online en el futuro. En estos momentos, más que en ningún otro momento en la historia, es preciso olvidarse del cortoplacismo a la hora de legislar.