El hombro, al igual que la rodilla, es una parte imprescindible para la motricidad del cuerpo.
Uno de sus componentes más importantes es el labrum, una estructura atómica de cartílago y tejido fibroso que ayuda a estabilizar la articulación que forman el húmero y la escápula. Además, es el punto de unión para varios ligamentos y músculos.
Sin embargo, no se trata de una parte del cuerpo impermeable a lesiones. En este camino, según explica el traumatólogo Dr. Miguel Romero, si se daña, puede causar dolor e inestabilidad en el hombro, así como también limitar su movimiento.
Cabe destacar que este tipo de lesiones de hombro son habituales en deportes que involucran movimientos repetitivos del hombro, como el balonmano o el béisbol. Para saber más sobre el tema, el especialista aporta todos los detalles.
La lesión en el labrum y sus variantes
Además de ciertos deportes, el labrum se puede lesionar en caídas, golpes o luxaciones de hombro. En este sentido, su afección más frecuente es la lesión de SLAP, que afecta la parte superior del labrum. En esa zona parte las cabezas tendinosas del músculo bíceps.
Por lo general, es la parte que todos los aficionados al gimnasio intentan crecer, pero el excesivo entrenamiento de este músculo, o un gesto de contracción brusca, puede causar su lesión. En esta misma línea, existen ocho clases diferentes de lesiones de SLAP. Una de ellas, implica la separación o el desgarro mínimo en el borde superior del labrum.
Otra es el desgarro de la zona que involucra la parte superior del bíceps. Más grave es cuando el desgarro se extiende al borde anterior del labrum, o incluso a la porción posterior. A su vez, también puede suceder la separación del borde superior o del borde inferior, y que se extienda hacia la porción superior. Esta última también puede incluir el desgarro en la porción posterior del labrum. Por último, raramente ocurre una lesión que se extienda hacia la articulación del hombro en lugar de hacia la porción superior del bíceps.
¿Cómo se diagnostica una lesión de SLAP?
El diagnóstico de las lesiones de SLAP pasa por tres etapas. En primer lugar, se debe conocer la historia clínica del paciente, es decir, saber si ha tenido lesiones previas y conocer la causa del origen de la lesión, ya sea por una mala posición del brazo o un gesto brusco que sean habituales debido a trabajos o deportes. Luego, se procederá a realizar maniobras de movilidad y presión sobre el labrum. Además, se debe realizar una resonancia magnética para identificar el tipo de lesión de SLAP.
En cuanto al tratamiento, se puede realizar un programa fisioterápico o un procedimiento quirúrgico, utilizando la artroscopia como técnica. También existe la posibilidad de filtraciones, pero según el traumatólogo Dr. Miguel Romero, que cuenta con una clínica en Bilbao con gran reputación en tratamientos en rodilla y hombro, este método no tiene una efectividad alta.