El fuego causa cada año daños por un valor de alrededor de 500 millones de euros. Pero estos daños materiales no significan nada si se tiene en cuenta la gran cantidad de víctimas por incendios en viviendas. El 50% de estos incendios generalmente se producen por la noche, cuando las personas están desprevenidas. La mayoría de personas que sufren estos incendios tienen una gran posibilidad de fallecer por asfixia, por lo tanto, es importante observar la gran importancia de la colocación de sistemas de protección contra incendios. De esto alerta MCI, la solución contra los incendios, una empresa que lleva más de 30 años en el sector. Material Contra Incendios, M.C.I, S.L. es una empresa con una dilatada experiencia en el sector de la protección contra incendios y alerta sobre la falta de estos sistemas en las viviendas.
“En Madrid, por poner un ejemplo, se produce un incendio cada 49 minutos y el coste de cada uno de estos incendios puede tener un valor de uno 1200 euros. Esto sin tener en cuenta el riesgo que suponen los incendios para las personas. Lo primero que debemos tener en el hogar es un detector de incendios y/o un detector de monóxido, dos dispositivos de control que nos alertarán de estos incendios que, generalmente, tienen lugar de noche” explica MCI. Según el modelo de detector de humos o monóxido, es posible que alerte, con una señal sonora muy fuerte, de la presencia de humo, de CO2, un aumento de temperatura e incluso de la presencia de llamas. Con este método es posible reducir ese 50% de los incendios que se producen por la noche, mientras las personas duermen.
Sin embargo, MCI alerta que no basta simplemente con tener conocimiento de que hay un incendio, también es importante actuar de forma veloz y con las herramientas adecuadas para extinguirlo. Además de este útil sistema reactivo contra incendios es fundamental contar también una otra serie de elementos que pueden ser de gran ayuda a la hora de extinguir un fuego y que la cosa no vaya a más hasta que los bomberos lleguen. Es muy recomendable que los hogares dispongan de elementos de protección contra incendios integrados en la estructura del edificio. Un ejemplo de esto son las puertas cortafuegos, bocas de incendios bien equipadas en las zonas comunes de los edificios, extintores de espuma, agua o polvo seco en cada una de las viviendas, etc. Todos estos elementos suman para convertir un hogar en un lugar mucho más seguro.