La vuelta al colegio puede ser un desafío tanto para los niños como para los padres tras el paréntesis veraniego. Con el fin del verano, padres y niños deben adaptarse de nuevo a la rutina diaria, una transición que no siempre es sencilla. En este contexto, Paloma Rey, Psicóloga y colaboradora de Doctoralia, proporciona algunos consejos prácticos para gestionar este proceso de manera positiva para toda la familia:
Adaptar los horarios progresivamente: Durante el verano es normal que los padres sean más flexibles en lo que a horarios se refiere. Un primer paso fundamental para adaptarse a la rutina es regular las horas a las que los niños se acuestan y se levantan. Es importante hacerlo con varios días de antelación con tal de que sea una adaptación progresiva. De esta manera, se evitan cambios bruscos que conlleven cambios en el estado de ánimo, irritabilidad, cansancio y que afecten a la capacidad de atención y concentración.
Promover la motivación con la elección de materiales: Ayudarles a elegir el estuche, la mochila, la agenda… les ayuda a entender la vuelta al colegio como un proyecto del cual son los protagonistas. Además, se empezará a fomentar los valores de responsabilidad, compromiso y toma de decisiones. Es importante no dejar esta tarea para el final. De esta manera se evitarán las aglomeraciones y los niños podrán vivir este proceso de una forma tranquila.
Poner el foco en los aspectos positivos de volver al colegio: Volver a la rutina conlleva muchísimas cosas positivas, como reencontrarse con los amigos, dedicar tiempo a las actividades extraescolares que tanto les gustan, aprender nuevos conocimientos y habilidades… Ayudarles a poner el foco en los aspectos positivos reducirá el estrés, y favorecerá la motivación y el interés por volver al colegio.
Fomentar la comunicación: Con el nuevo año escolar pueden surgir nuevas preocupaciones o miedos. Es muy importante dedicar tiempo a escuchar cómo se sienten los niños con respecto a la vuelta a la rutina, resolver cualquier duda que les pueda surgir y reconducir los pensamientos negativos o anticipaciones que puedan tener a pensamientos más realistas. De la misma forma, se podrán proponer soluciones a posibles problemas que puedan surgir, de forma que se sentirán más seguros con el regreso a las clases.
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