Rentokil Initial: Por fin sin mascarillas, pero los virus siguen ahí

La multinacional especializada en higiene ambiental Rentokil Initial pide poner el foco en la calidad del aire interior y la ventilación para prevenir los contagios por Covid-19 y otros virus que circulan por el ambiente.

Las mascarillas en interiores tienen las horas contadas. Sin embargo, este anuncio del Gobierno de eliminar su uso obligatorio en espacios interiores – excepto en el transporte público, residencias y centros sanitarios- a partir del próximo 19 de abril, con el que se pretende retomar la normalidad previa a la pandemia, no nos exime de los contagios por Covid-19 u otros virus que circulan por el aire. De hecho, la incidencia acumulada a 14 días entre los mayores de 60 años es de más de 400 casos por cada 100.000 habitantes según los últimos datos, y los niveles de transmisión de la covid-19 siguen siendo altos.

Esta era la última medida que quedaba en vigor desde la fase más complicada de la pandemia. Progresivamente, la situación con el coronavirus se ha ido normalizando con la eliminación del resto de restricciones que aún se mantenían, como las cuarentenas o la necesidad de hacerse tests aquellas personas positivas con síntomas leves. Por eso, ahora a lo que se apela es al sentido común y la prudencia, sobre todo en interiores y en aquellos lugares con personas mayores de 60 años, vulnerables o con patologías previas.

De todo ello se deduce que llevar la mascarilla en establecimientos pasará a ser, a partir del 20 de abril -cuando la medida entre en vigor al ser publicada en el BOE- una opción personal y, en cualquier caso, una recomendación de uso responsable cuando haya aglomeraciones y no se pueda guardar la distancia de seguridad de un metro y medio o no exista una correcta ventilación. La multinacional especializada en higiene ambiental Rentokil Initial considera fundamental poner entonces el foco en dos medidas fundamentales que reducen e, incluso, previenen los contagios: el control de la Calidad del Aire Interior (CAI) y la ventilación.

Calidad del Aire InteriorLa contaminación del aire no es solo un factor determinante y de riesgo para nuestra salud, pues una exposición a este ambiente en mal estado puede provocar enfermedades respiratorias como asma o cáncer de pulmón, entre otras, o el contagio por Covid-19; sino que también se ha convertido en una preocupación para la sociedad, en general, y los consumidores/clientes, en particular. En el estudio “la nueva percepción de la higiene global” de Initial, en el que participaron 20.000 personas de 20 países, se constata que el 72% de los consumidores está ahora, a raíz de la pandemia, más preocupado por la propagación de gérmenes a través del aire que respiran en un local público. Además, el 71% de las personas están más preocupadas ahora por el impacto de la mala calidad del aire interior de un local público en su salud que antes de la pandemia. De hecho, casi la mitad (47%) abandonará el local o no volvería (48%) si las medidas de higiene no fueran adecuadas.

De la misma manera que se vigila y controla la calidad del aire exterior, la calidad del aire en espacios interiores también ha de someterse a controles exhaustivos, y más ahora que las mascarillas dejan de ser obligatorias. Es en interiores donde pasamos la mayor parte de nuestro tiempo, por lo que, si no se vigila, puede que estemos respirando un aire contaminado lleno de sustancias -de origen natural y artificial- nocivas para nuestra salud.

Esas sustancias son, principalmente:

  • Hongos y bacterias causados por la condensación y los materiales húmedos, ácaros del polvo y polen del aire exterior
  • Microbios procedentes de estornudos o toses y excrementos
  • Compuestos Orgánicos Volátiles (COV), ozono (O3) y partículas procedentes de productos industriales y domésticos como pinturas, disolventes, ceras, ambientadores, perfumes, tabaco, etc.
  • Partículas procedentes de los tubos de escape de vehículos y fábricas, así como dióxido de nitrógeno (NO2), monóxido de carbono (CO) o dióxido de azufre (SO2)

Además de estos patógenos, existen otros factores que influyen en la CAI y contribuyen a su contaminación, como la temperatura, la humedad relativa y el flujo del aire, las fuentes de calor y refrigeración, los sistemas de calefacción, ventilación y aire acondicionado, las condiciones ambientales exteriores y hasta el propio diseño del edificio.

En el caso concreto de la Covid-19, se ha demostrado que las partículas contaminadas con el virus de menor tamaño pueden permanecer en el aire por más tiempo y desplazarse por el ambiente a través de las gotículas que las personas secretamos e inhalamos al hablar, estornudar, toser, cantar, o gritar, por ejemplo. Esta vía de propagación, además de la del contacto con superficies contaminadas por aerosoles, se agrava en determinadas situaciones en las que la ventilación es mala, escasa o, incluso, nula.

Para controlar la CAI, Rentokil Initial recomienda:

  • Controlar los parámetros de calidad del aire, como los niveles de CO2, PM 2.5, temperatura, humedad, etc. que pueden indicar de manera indirecta un riesgo de propagación de contagios o que pueden favorecer la aparición de otros patógenos.
  • Seguir las buenas prácticas en el diseño de las instalaciones para minimizar la presencia de contaminantes en el aire
  • Realizar mantenimientos periódicos de las instalaciones para garantizar el óptimo funcionamiento de los sistemas de ventilación del edificio o establecimiento
  • Utilizar purificadores de aire que limpien el ambiente que se respire en los interiores.

Ventilación y purificadores de aireLa ventilación es otro de los factores a tener en cuenta en interiores. En lugares cerrados y concurridos resulta fundamental ventilar y favorecer la circulación de aire limpio para evitar contagios -de coronavirus y otras enfermedades respiratorias-. Lo idóneo es, según afirma la multinacional, recurrir a la ventilación natural y cruzada mediante la apertura de puertas y ventanas para renovar el aire.

En aquellos establecimientos en los que esto no sea posible, se debe recurrir a la ventilación mecánica, mediante los sistemas generales de ventilación, pero, sin duda, lo realmente efectivo son los purificadores de aire. Estos sistemas recirculan y limpian el aire interior eliminando, mediante una serie de filtros, las partículas y las pequeñas gotas suspendidas que puedan contener microorganismos perjudiciales para la salud.

Según la OMS, el 50% de las personas respiran aire de baja calidad en interiores y un 68% de todas las enfermedades están relacionadas con la contaminación del aire. En ese sentido, en esta nueva fase en la que nos adentramos, en la que ya no contaremos -de manera obligatoria- con la barrera de prevención que constituía la mascarilla, la CAI toma el relevado a la hora de prevenir y controlar los contagios.

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