La Asociación Nacional de Psicólogos Clínicos y Residentes (ANPIR), principal sociedad científica de la especialidad en Psicología Clínica, está comprometida con la defensa de los derechos de los ciudadanos que precisan tratamiento psicológico en la sanidad pública.
El próximo día 10 de octubre se celebra el ‘Día Mundial de la Salud Mental’. La Psicología Clínica quiere aprovechar para reivindicar el acceso a psicoterapia y tratamiento psicológico en la sanidad pública. La psicoterapia es un tratamiento psicológico fundamentado en el conocimiento científico y aplicado con personas que padecen un trastorno mental, disfunciones de la conducta, perturbaciones emocionales o cualquier problema que implique sufrimiento, con el propósito de favorecer que la persona realice cambios significativos en su funcionamiento cognitivo, emocional, relacional o conductual; así como, en su personalidad o estado general de salud. Este tratamiento va más allá de ser una ayuda para enfrentar dificultades habituales o una relación que brinda consejos.
Un derecho que se vulnera a diarioLa psicoterapia está incluida en la cartera de servicios comunes del Sistema Nacional de Salud como una tecnología sanitaria efectiva para tratar y mejorar el estado de salud mental de los ciudadanos que lo precisen. Se trata de un derecho recogido en el artículo 43 de la Constitución Española sobre la protección de la salud de los españoles. En el contexto de la sanidad pública, se ofrece fundamentalmente mediante especialistas en psicología clínica. Profesionales con una formación de entre 8 y 9 años que el Ministerio de Sanidad establece como la figura profesional con la formación mínima para ofrecer este tipo de tratamiento. “A pesar de ser un derecho bien legislado, nunca se han establecido las condiciones materiales que permitan que las personas que lo necesitan tengan un acceso efectivo en la sanidad pública” señala Javier Prado-Abril, portavoz de ANPIR.
Un tratamiento efectivo, rentable e infrautilizadoLa psicoterapia es el tratamiento de elección para la depresión, la ansiedad, el insomnio, los trastornos de la conducta alimentaria, los trastornos de personalidad y para los problemas emocionales. Asimismo, es clave en el proceso de recuperación de personas con problemas graves como la esquizofrenia, otras psicosis y los trastornos bipolares. “Además tiene un perfil de coste-efectividad excelente, en algunos casos sus beneficios permiten recuperar 4 euros de gasto en salud mental por cada euro invertido en hacer accesible la psicoterapia” apunta Prado-Abril.
Sin embargo, la situación de la salud mental en la sanidad pública se caracteriza por la falta de acceso a tratamientos psicológicos en condiciones adecuadas. Sólo un 10% de las personas que precisan psicoterapia la reciben. Además, el tratamiento no se ofrece en las condiciones adecuadas; es decir, con una frecuencia semanal y una duración de las sesiones de 60 minutos. “Si en oncología hubiera pacientes que no reciben quimioterapia o que no reciben la dosis adecuada porque no hemos establecido el presupuesto oportuno, todos nos llevaríamos las manos a la cabeza” reflexiona Prado-Abril.
España es líder mundial en consumo de psicofármacos prescritos de manera lícita. No obstante, por cada paciente que prefiere los psicofármacos, cuatro prefieren soluciones menos invasivas como la psicoterapia. El tratamiento psicológico es el tratamiento clínico de elección para cerca del 80% de los problemas relacionados con la salud mental. Aplicarlo en condiciones adecuadas previene la cronicidad, mejora la calidad de vida y ahorra gastos derivados de la discapacidad asociada a los trastornos mentales.
La mayor parte de los psicofármacos se prescriben en una atención primaria que se encuentra colapsada. No en vano, por cada visita que una persona con un problema de salud mental realiza con un especialista, 30 se realizan en atención primaria. Acercar la psicoterapia a atención primaria puede formar parte de la solución.
Entre los colectivos más vulnerables y con peor perfil de acceso a psicoterapia se encuentran la población infanto-juvenil, los pacientes con trastornos mentales más graves y los ancianos. “No es sostenible pretender que una sociedad medicalizada en exceso no explote en algún momento, este tema empieza a ser un asunto de justicia social” recapitula Prado-Abril.
Financiación, planificación y soluciones con mayor perspectiva que el corto plazo ANPIR enfatiza la necesidad de políticas de acción globales, basadas en las mejores evidencias y con mayor perspectiva que el corto plazo. Solo se destina a la salud mental el 5% del presupuesto general destinado a sanidad. Los países de nuestro entorno invierten entre el 9-12%.
No solo es cuestión de presupuesto, sino de planificación adecuada. Las mayores necesidades se encuentran en los ambulatorios. “Existe una tendencia incomprensible a que la mayor parte del presupuesto se invierta en actividad hospitalaria, cuando la mayor parte de los problemas demandan atención en los ambulatorios” señala Prado-Abril.
Actualmente, solo existen 2850 especialistas en psicología clínica en la sanidad pública. A corto plazo deberían incrementarse las plazas de formación sanitaria especializada PIR (Psicólogo Interno Residente) hasta un total de 422 plazas anuales, para lograr a largo plazo un número cercano a los 6000 especialistas en la sanidad pública que atiendan, con mínimas garantías, las necesidades de la población.