En los 90, la supermodelo Tatiana Patitz se enfundó la cola de sirena que lució Daryl Hannah en Splash para el catálogo de Guillermina Baeza, que fue fotografiado en California. Hoy, a punto de cumplirse el 40 aniversario de la marca, madre e hija -Guillermina y Belén- revisitan la Costa Oeste y presentan la colección Santa Mónica.
¿Siempre pensando en el cuerpo de la mujer?
En los diversos cuerpos de la mujer. Siempre presentamos una gran variedad de modelos con triángulos corredizos, tiras multiposición, bandeaux con copas extraíbles, aros regulables, fornituras joya…
¿Fornituras joya?
Sí, queremos que nuestras prendas tengan ese aspecto de lujo, de llevar algo muy especial. Creemos que embellecen el cuerpo de la mujer y por eso están presentes tanto en biquinis como en bañadores. Es como cuando te pones un collar o un pendiente, que te sientes más guapa.
¿Por qué siempre incluís tejidos con destello?
El brillo bajo el sol no tiene nada que ver con el brillo en un espacio cerrado. Ese destello que consigue el hilo de lúrex en la playa hace que el color se mueva un poco, que la luz tenga un reflejo discreto, pero tridimensional, del que carece el tejido plano
¿Por qué dais tanta importancia a la espalda?
Es un reto que el bañador sea tan impactante por delante como por detrás. Este año las espaldas han sido un elemento muy importante tanto en bañadores como en biquinis. Queremos dar una sorpresa cada vez que te des la vuelta
¿Bañador o biquini, cuál es la tendencia en el 2024?
Este año están muy compensados porque llegamos a muchos públicos diferentes, queremos ir a la madre, la hija e incluso la abuela. Tenemos que hacer una colección transversal, que cumpla con las expectativas de diferentes generaciones y… ¡Unirlas!
¿Por qué llegar a todos los públicos?
Queremos que todas las mujeres tengan un Guillermina Baeza como fondo de armario, una prenda que pueda perdurar en el tiempo. Es algo tan nuestro, que para nosotras es un orgullo saber que nuestras clientas los utilizan año tras año, como una pieza atemporal
¡Esto sí que es inclusividad!
La inclusividad siempre ha estado presente en nuestras colecciones, nunca hemos querido cerrarnos a un tipo de mujer y a un tipo de tallaje. Pero también podemos hablar de sostenibilidad, ya que nuestras prendas duran de un verano para otro. En esta ocasión además, hemos cambiado el packaging por unas bolsas de tela que están hechas con tejidos de stock sobrante, realizadas por un colectivo de mujeres en riesgo de exclusión.
¿Cuál es la pieza estrella de la colección?
El top-venta es un biquini que lleva superpuesto un bañador transparente de red. Son dos prendas en una, que puedes llevar a la playa o a la calle, como body con un pantalón y una blazer, por ejemplo.
Sin embargo, Laura Madrueño ha lucido un trikini espectacular en Supervivientes…
Sí, un trikini verde esmeralda con dos fornituras-joya que son como dos brazaletes situados en la cadera y en el hombro, respectivamente. Es un una de las prendas que más consultas ha generado en nuestras redes.
¿Por qué este año hay menos trikinis en la colección?
El concepto que trabajamos está más cerca de un bañador “agujereado”, con aperturas estratégicas que enseñan partes determinadas de la mujer. No es tan abierto como el trikini, que favorece a menos cuerpos. Nuestro objetivo es que el patrón siente bien al mayor número de mujeres diferentes