Turismo Rural Comunitario: un viaje al corazón de los pueblos

¿Imaginarse elaborando vinos caseros, descubriendo el uso de las hierbas medicinales que crecen en los cerros, aprendiendo las técnicas del telar y la cerámica o descubriendo los secretos ancestrales de la gastronomía regional? Si gustan los viajes con espíritu sustentable, el turismo rural comunitario ofrece la posibilidad de una experiencia reveladora y sostenible.

Argentina cuenta con una variedad de destinos de turismo comunitario que invitan a los viajeros a compartir el estilo de vida de las pequeñas comunidades campesinas. Esta forma de turismo pone la mirada en el encuentro y en el intercambio cultural, en el cuidado de los recursos y en el valor de la identidad colectiva. El viaje se transforma en una vivencia comunitaria que tiene como protagonistas tanto a los viajeros como a los pequeños productores locales, que encuentran en el turismo una oportunidad para complementar sus actividades económicas.

El turismo rural comunitario nace y se gestiona desde las comunidades, que son quienes deciden abrirse para compartir su cosmovisión, su legado y su forma de vida. Una forma de turismo que revaloriza y potencia el rol de las mujeres y fortalece la participación en la toma de decisiones: es la comunidad quien define y administra toda la oferta de actividades, atractivos, bienes y servicios. Un intercambio genuino donde los turistas conviven con estas familias y se integran a sus hábitos y batallas cotidianas para sostener su identidad, su cultura, sus técnicas y saberes milenarios en entornos fantásticos donde el tiempo parece haberse detenido.

Norte argentino, uno de los anfitriones del turismo rural comunitarioEn Argentina, hay más de 130 comunidades abiertas a estas propuestas de turismo convivencial. Desde la meseta andina hasta comunidades a más de 4 mil metros de altura, el norte argentino concentra una importante oferta de destinos de turismo rural comunitario. La posibilidad de convivir y aprender del legado de los pueblos originarios se extiende en la diversidad del paisaje, entre la exuberante selva de yungas, el impresionante Valle Calchaquí, la maravillosa Quebrada de Humahuaca, San Antonio de los Cobres, la Puna y la Cordillera de los Andes.

Las redes de turismo comunitario en esta región ofrecen a los viajeros experiencias inolvidables en pueblos de ensueño, aprender las técnicas originarias de cultivo entre cerros de colores, salinas y circuitos inexplorados; descubrir los secretos las hierbas medicinales que crecen en las montañas, preparar gastronomía regional en atardeceres multicolores, recorrer cascadas y caminos escondidos con guías locales; explorar el mundo de las artesanías, el telar y los tejidos y compartir las tradiciones y los hábitos de los pueblos originarios.

Un pueblo mágico elegido entre los mejores del mundoEntre estos destinos de encanto, destaca Caspalá uno de los 4 mejores pueblos del mundo, según la Organización Mundial del Turismo de las Naciones Unidas (UNWTO, por sus siglas en inglés). Caspalá es un pueblo mágico a 3100 metros de altura sobre el nivel del mar, en Valle Grande, Jujuy. Esta comunidad agroganadera de tradiciones ancestrales y rincones coloridos ofrece a quienes la visitan atractivos increíbles como el sitio arqueológico Antigüito, paseos por cascadas como la Cascada del Silencio o las Cascadas Naturales de la Casa Mocha, recorridos por parte del Camino del Inca en la Cumbre Serranía del Hornocal, entre otros.

Los visitantes que eligen el turismo rural comunitario se integran a la vida cotidiana de estas familias, aprenden sobre sus formas de hacer protegiendo los recursos y sus costumbres cotidianas y sus tradiciones. Estas experiencias vivenciales permiten disfrutar del paisaje desde la identidad colectiva, la diversidad cultural y el espíritu comunitario.

Descubrir otros destinos vivenciales en: https://www.argentina.travel/es

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