Una de las claves del porqué la crisis actual no está afectando tanto a la economía española. La internacionalización de las empresas.

Según las previsiones, el PIB va a tener un crecimiento mínimo del 4,4 %, el consumo en el 2022 se espera que crezca un 1,5 % y, el paro de octubre, ha bajado en 27.900 personas, la bajada más alta en este mes de la serie histórica. ¿Son estas cifras las de un país en crisis? La realidad es que no.

¿Cómo es posible que una crisis que está golpeando tanto al entorno europeo no esté afectando de la misma manera a España?

En primer lugar, y como ya todos saben, es la no dependencia del petróleo ruso y la excepción ibérica acordada por España y Portugal con Europa lo que les ha permitido controlar los precios de la energía. 

La segunda razón, sin embargo, está directamente relacionada con la internacionalización que ha desarrollado el tejido empresarial español a raíz de la crisis financiera del 2008.

Son muchos los factores que intervienen en el proceso de internacionalización de una compañía: el estudio de mercados, las evaluaciones de riesgo, el establecimiento de estrategias… pero este artículo se va a enfocar en el factor humano: ¿Cómo se prepara una empresa para competir internacionalmente?

Para ello, se ha contado con la opinión de un experto en la materia: Iñaki Nieto, CEO de Kleinson, la consultora de España para la internacionalización de empresas especializada en formación de idiomas, protocolo y comunicación multicultural.

«España está hoy mucho más preparada para competir en el exterior de lo que estaba hace 14 años», apunta Iñaki. «Las organizaciones o compañías que hace 15 años estaban enfocadas al mercado nacional en estos años se han abierto al mercado internacional».

La preparación y capacitación técnica de las empresas españolas se da hoy por validada: internacionalmente España es líder en sectores como la construcción y la ingeniería. La asignatura que se tenía pendiente era la formación lingüística e intercultural.

«Cuando nosotros llegamos allá por el 2007, salvo en contadas ocasiones, la formación lingüística era un mero beneficio social. 15 años de concienciación han dado sus frutos. Fomentar la formación en idiomas en las empresas, incluirla en la cadena de valor, ha sido clave para la situación que estamos viviendo en estos momentos», indica el CEO de Kleinson.

Y es que, no solo se ha facilitado y mejorado la apertura para operar y realizar transacciones con otros países, sino que se puede observar que, en los últimos años, este tipo de inversiones ha aportado un gran valor a la plantilla, ha mejorado el funcionamiento de los equipos multiculturales y ha conseguido minimizar la repercusión que la crisis ha tenido sobre la gran mayoría de los negocios.

«La crisis que vivimos actualmente es una crisis de consumo provocada por el incremento de la inflación, pero, aparentemente no está afectando a las empresas», afirma Iñaki, y continúa: «Las consultoras de formación para empresas somos uno de los mejores termómetros para medir la temperatura de una crisis: si las empresas dejan de contratar formación, ¡preparémonos!, porque la crisis viene gorda; si, por el contrario, las empresas siguen contratando formación, no nos quepa duda, que las cosas no están tan mal».

Por último, Iñaki, quien ve con cierto optimismo el futuro económico del país, concluye que «siempre y cuando la situación de Ucrania no se agrave y nos lleve a un conflicto mayor, las empresas no aprovechen la crisis para reestructurar sus plantillas, y no se dejen llevar por los malos augurios del, muchas veces desatinado, Banco Central Europeo».

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